Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Gracias a la cosecha del comienzo Once Caldas sigue empadronado, porque el fútbol se ha ido diluyendo -o estabilizando- con un nivel bajo en algunas de las unidades, reconocido inclusive por su propio técnico.
Los números, pese a la doble derrota que antecedió el duelo con Junior -se jugaba anoche- son favorables, y la campaña en términos generales acorde con una nómina sin estrellas, increíblemente costosa.
El despegue -que ilusionó tanto a los hinchas- se caracterizó por un plantel motivado, que tácticamente mostró un sello, con Bodhert claro en la idea, jugadores sorprendentes, y magníficos resultados.
El tiempo -que siempre da la razón- se encargó de poner las cosas en su sitio, el liderato era demasiado premio, sin querer decir que no se puede pelear, y de allí la insistencia en que lo hecho hasta ahora es bueno.
El Once Caldas es un equipo diseñado para atacar por las bandas, y tanto Sinisterra como Vanegas -habituales titulares- o Luna y Amaya, son irregulares, en el medio Restrepo carece de acompañante, y los centrales son imberbes e imprecisos.
Es cuestión de jerarquía -quizá la adquieran- siendo esa la realidad, abonando el esfuerzo y el sacrificio, sabiendo que a fuerzas iguales desequilibran las individualidades, y hay rivales que marcan diferencia.
Salvar la categoría era el plan, y con el puntaje del arranque y la quedada de los favoritos -Chicó y Leones- la tarea se está cumpliendo, dando pie a nuevas opciones, una de ellas clasificar a la semifinal.
Al grupo le faltan piezas, fundamentalmente un central de categoría y un volante de peso para la primera línea, y la tarea es buscarlos más que hacerlos, porque esos ensayos con prueba y error son una lotería.
2 goles por partido en los últimos 4 juegos, con Cuadrado figura y sacrificado por falta de apoyo y mala ubicación de su defensa, hablan de la labor que se está adelantando y el costo del experimento.
Loable la intención del técnico de promocionar jugadores -es uno de los compromisos en el fútbol de hoy- pero suena inoportuna cuando las urgencias apremian, con la salvedad de que tampoco hay mucho de donde escoger.
Sacar pecho por poner un central de 18 años es relativo cuando precisamente se crítica la inmadurez, falta de seguridad y las ventajas que se otorgan en el fondo, reflejadas en las estadísticas.
Un zaguero experimentado brindará la confianza que se requiere atrás, y servirá como respaldo a esos juveniles que han enseñado condiciones -que son patrimonio- y a quienes hay que tenerles paciencia.
Otro hecho que preocupa del Once Caldas de Bodhert es su protagonismo, juega sin balón, regala la iniciativa, le cuesta hacerse a la pelota y sostenerla, y el tema de posesión casi siempre es para el contrario.
Está claro -eso sí- que este equipo con sus debilidades y necesidades despierta pasión, que alienta una nueva esperanza, y que va allanando el camino con un proyecto por fin serio que vale la pena apoyar pensando en el futuro.
Hasta la próxima…
Twitter: @macotal
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Al grupo le faltan piezas, fundamentalmente un central de categoría y un volante de peso para la primera línea, y la tarea es buscarlos más que hacerlos, porque esos ensayos con prueba y error son una lotería.
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