Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Sin amparo de ningún tipo se quedó Hernán Lisi en el Once Caldas, pero que su equipo produzca 4, 5, 6 oportunidades y no marque, y el rival se arrime en 3 ocasiones y convierta 2 -la última increíble ante un débil remate- llama poderosamente la atención.
Y en partidos pasados algo similar, pelotas en los palos, llegadas mal rematadas, mientras que los rivales hacían eco de una floja defensa -por no decir la peor en años- de un plantel pésimamente conformado, tan culpable como su jefe.
Eso no resta cargas al argentino, por el contrario agrava su situación porque corrido el 70% del campeonato nunca montó el cerrojo, ni halló equilibrio sobre esas debilidades, sin cumplir tampoco en las fases de creación de juego y finalización.
Sus dirigidos no le ayudaron, al punto de que un balance hoy -exceptuando al portero- rajaría todas las unidades, lo que claramente justifica la ubicación en la tabla, la ausencia de triunfos y la pobre puesta en escena, que solo traen desazón y vergüenza.
Al señor Lisi las cosas no le salieron, sus números, su radicalismo frente a ciertos nombres, su insistencia en un módulo útil quizá con jugadores de otras características -no con los que pone- y su bajo carisma, lo condenan.
No tiene sintonía con la tribuna, fue conformista, se acomodó con una nómina discreta, se sostuvo sobre los mismos errores, y sus métodos no operaron sin plasmar síntomas de estar moldeando al menos una idea a futuro.
El público -alejado de las gradas- se queja porque no ve nada, las tardes en Palogrande son tristes, aburridas, llenas de reclamos, y se volvieron caóticas, sin justificar actos de violencia que deben ser penalizados por la Policía.
Además un entrenador que torna intocables a David Gómez, Dany Cure, Marcos Acosta, Sergio Romero, José Ramírez y Jónathan Muñoz -los de más minutos en campo- tiene una forma muy particular de ver el fútbol y no es confiable.
Contra Alianza hizo algunos cambios, forzados y tardíos porque después de 14 fechas están claras sus preferencias, intento vano por recuperar terreno en un torneo en el que nunca ha estado siquiera dentro de los 10 primeros.
Total, su suerte está echada, antes de que termine el campeonato o al finalizar contrato, pero su permanencia es insostenible porque no es idóneo para encabezar un proyecto que demanda audacia y que se montará sobre fuertes presiones.
Que se vaya el técnico es atender el clamor general, me preocupa sí que se confundan los roles y se crea que con esa única determinación se solucionen los problemas del Once Caldas que son profundos y que urgen de cirugía inmediata.
La dirigencia es tanto o más responsable que Lisi del mal momento por sus fallas en la gestión deportiva, incluidas torpeza en la contratación de refuerzos, desconocimiento del negocio y pasividad en la toma de decisiones.
Jaime Pineda y Tulio Mario Castrillón son empresarios de varias líneas con múltiples ocupaciones, y el Once Caldas actual requiere de un presidente ejecutivo de tiempo completo, dedicado 24 horas, y con capacidad para resolver.
Sugerencia respetuosa, que ayudaría bastante, sabiendo que es una entidad privada de provecho público y que son ellos quienes determinan su funcionamiento, con la seguridad de que serán los más beneficiados con un producto rentable y profesional.
Empezando por la escogencia del técnico, sin dejarse llevar por comisionistas, buscando una opción afortunada, que trabaje sobre una idea definida de juego, y que sea capaz de moverse en aguas turbulentas habida cuenta del alto riesgo deportivo.
Hasta la próxima…
Twitter: @macotal
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La dirigencia es tanto o más responsable que Lisi del mal momento por sus fallas en la gestión deportiva, incluidas torpeza en la contratación de refuerzos, desconocimiento del negocio y pasividad en la toma de decisiones.
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