La inteligencia es un tema que siempre me ha interesado. Creo que deberíamos ser más conscientes de la necesidad de evolucionar y encontrar nuevas formas de estimularla y potenciarla, tanto para el desarrollo sano de la persona como para la construcción de una mejor sociedad. En sentido etimológico, inteligencia es saber escoger la mejor alternativa entre varias y saber leer dentro de las cosas; una persona inteligente es la que tiene capacidad de discernir. La primera respuesta muchas veces es instintiva; sin embargo, gracias a la inteligencia, la persona es capaz de parar, analizar y tomar una decisión más reflexiva que supera su reacción inicial.
En los últimos años ha habido avances importantes con relación a este tema; ya no se piensa que los hombres son más inteligentes que las mujeres, los blancos más listos que los negros, los ricos más capaces que los pobres; aunque, esto podría ser relativo en ciertas sociedades, donde se mantienen algunas formas de discriminación y exclusión. También se sabe que los test de inteligencia utilizados en procesos de selección son mediciones parciales y poco confiables, que no alcanzan a medir todos los tipos de inteligencia que hoy se reconocen. La inteligencia, en palabras del doctor Francesc Torralba, es una facultad escurridiza, astuta, tremenda y ocurrente, difícil de recoger en un estudio científico tradicional.
¿Cuáles son esos otros tipos de inteligencia? A partir de los estudios del psicólogo Howard Gardner se plantea que las personas tenemos ‘inteligencias múltiples’. La mayoría tenemos todas las formas de inteligencia, pero éstas se desarrollan de una manera particular de acuerdo con nuestra biología, entorno familiar y cultural, educación, momento histórico, etc. ¿Qué hubiera pasado con Mozart si no hubiera crecido en el ambiente musical de Salzburgo? Entre las capacidades que se asocian a los diferentes tipos de inteligencia podemos mencionar: Lingüística, musical, lógico-matemática, corporal y kinestésica, espacial y visual, intrapersonal, interpersonal, naturista. Otra forma de inteligencia que conocemos, a partir de las publicaciones de Daniel Goleman, es la inteligencia emocional, la cual ayuda a comprobar que, razón y emoción son dos dimensiones fundamentales en el desarrollo de una persona.
El debate ha continuado y hoy se abre la puerta a una nueva forma de inteligencia, espiritual, existencial o trascendente. Algunas de las capacidades que podríamos desarrollar desde este tipo de inteligencia, según el doctor Torralba, son: Preguntarnos por el sentido de nuestra vida, saber para qué estamos aquí y encontrar un propósito que le dé significado; tomar distancia de uno mismo, ser capaz de observarse de manera crítica para no caer en fanatismos; trascender, ser capaz de ir a nuevos territorios para tener la posibilidad de crecer y mejorar; asombrarse y maravillarse ante la realidad. Einstein decía que, la persona que no se maravilla o asombra de nada, está espiritualmente muerta.
¿Dónde está nuestro sistema educativo? ¿Qué estamos haciendo en nuestra sociedad, no con la inteligencia emocional que aún no valoramos en todo su potencial, pero con la inteligencia espiritual? El neurofisiólogo Roberto Llinás decía recientemente que ‘sin una estructura científica fuerte y sin la capacidad de obtener conocimiento relevante y poder utilizarlo, Colombia no tiene futuro’ ¿Será cierto que el futuro está solo en la ciencia? O, ¿será que ante la complejidad de los problemas que hoy estamos enfrentando necesitamos fortalecer una inteligencia que abra nuevas posibilidades, en la forma como nos relacionamos con nosotros y con los otros? ¿Cómo contribuyó la ciencia frente al dolor del holocausto en la Alemania nazi? Tenemos que reconocer que somos mucho más que razón y ciencia, y que los problemas complejos de hoy, requieren soluciones distintas y probablemente no comprobables científicamente. Si la falta de inteligencia emocional se traduce en una especie de analfabetismo emocional, donde la persona no es capaz de hacerse cargo de sus emociones y relacionarse adecuadamente con el otro, la falta de inteligencia espiritual contribuye a las diferentes formas de fanatismo que algunos consideran como un cáncer transversal que hoy aqueja a la humanidad ¿Será que estamos educando niños para una sociedad donde solo la ciencia y la tecnología tienen cabida? ¿Cuáles son los vacíos que estamos generando desde una visión tan limitada del ser humano?
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