El editorial del domingo pasado en este diario se refería a la necesidad urgente de prevenir la corrupción, no solo con normas, sino mediante una mezcla de prevención, desde la ciudadanía y desde la mano fuerte del Estado. Colombia, según el informe, entregado por Transparencia Internacional, a comienzos de este año, ocupa el puesto 96 entre 180 países, situándose entre los más corruptos, al nivel de Brasil. La corrupción es definida por Transparencia Internacional como ‘Abuso de posiciones de poder o de confianza, para el beneficio particular, en detrimento del interés colectivo, realizado a través de ofrecer, solicitar, entregar o recibir bienes o dinero en especie, en servicios o beneficios, a cambio de acciones, decisiones u omisiones’. Algo interesante es que, según la última consulta del Barómetro Global de Corrupción, el 74% de los colombianos consideran que las personas comunes sí pueden marcar la diferencia.
Es inquietante ver cómo, no obstante, el interés común por combatir la corrupción, los esfuerzos que se realizan parecen dar pocos resultados. Podría ser que estemos tratando de combatir el problema desde sus manifestaciones y no desde sus raíces; queremos que los políticos sean honestos, pero ¿Quién elige a los políticos? Queremos honestidad y transparencia en las actuaciones de las administraciones, pero ¿Quiénes hacemos contratos y trámites con el Estado? Está claro el interés de los colombianos a favor de un cambio en este sentido, lo que se refleja en la votación masiva del plebiscito anticorrupción; pero ¿Cuál es la contribución de los ciudadanos del común? Hay un tema de correspondencia o corresponsabilidad de todos los actores de la sociedad que podría enfocarse desde las acciones cotidianas.
¿Será que la corrupción empieza por el ‘desvanecimiento’ de un valor moral elemental que nos enseñaron desde el Manual de Carreño o la Cartilla de Nacho, dependiendo de la generación a la que cada uno pertenezca, como es el respeto? Voluntarios del colectivo ciudadano Estoy con Manizales proponen el respeto como el valor del mes ¿Por qué respeto? Porque es uno de los cuatro valores y podría decir el primero, que soporta la Visión de Manizales como territorio amable y el Modelo de Desarrollo Basado en Conocimiento; donde no solo son importantes la educación, el conocimiento, la cultura y la innovación, sino la articulación y la colaboración que, empiezan por reconocer y valorar lo que somos y lo que tenemos. Respeto entendido como reconocernos en nuestra individualidad y en nuestras relaciones, ser capaces de mirar al otro que es diferente, con los mismos ojos apreciativos con los cuales nos miramos a nosotros. Podemos ir más allá para considerar, en este valor del respeto, la propuesta del filósofo francés de origen ruso, Emmanuel Lévinas, sobre la importancia de reconocernos en el rostro del otro, no para conocerlo mejor, sino porque el otro me afecta y me importa, me valida y me exige que me encargue de él; reconocer que se encuentra a mi lado y que, gracias a él soy el que soy; y aceptar que, como señalaba Aristóteles, somos animales cívicos.
Desde esta perspectiva, poner en práctica el respeto, empieza por preguntarnos cuál es la persona que veo en el rostro de los que me rodean, quiénes son los que validan mi existencia, de quiénes me hago cargo, con quiénes me relaciono, quiénes me importan; una vez los reconozca, necesito hacerme responsable por el tipo de relación que establezco con ellos, con todos, no solo con las personas, sino con la vida que me constituye y me rodea. Acojamos la propuesta de Estoy con Manizales y hagamos de cada día una oportunidad para reconocernos a través de las personas que nos acompañan y enseñan, nos cuestionan y ponen a prueba nuestra humanidad. El respeto, visto no solo como verme a mí y ver al otro, sino como, vernos en relación unos con otros, podría ser una forma interesante de aportar a la construcción de familias, comunidades y territorios más amables para todos nuestros propósitos ¿Cuáles son esos otros que perdemos de vista cuando, por acción u omisión, permitimos alguna forma de abuso, de poder o confianza? ¿Cuáles son las pequeñas acciones que nos permitirían encontrarnos en el respeto?
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