Qué bueno fuera que la inmensa minoría parlamentaria que ganó las elecciones del 11 de marzo trabajara unida en un propósito común: “El cambio”.
Esa inmensa minoría, que se logra al sumar el número de senadores que sacó la lista encabezada por Antanas Mockus (10), con los senadores de la lista encabezada por Jorge Robledo (5), más los senadores de la lista de La Decencia (4) y los del MIRA (3), alcanza la mayoría en el senado con 22 votos, por encima de todos los demás partidos.
El ejemplo de vida de Mockus, el cual ha trasladado a la política, el impecable desempeño parlamentario de Robledo, como el mejor desde hace muchos años, la intención de acertar y apoyar los cambios requeridos por parte de los Decentes, y el comportamiento ético y de justicia social que impera en el MIRA, favorecen un acuerdo.
Según algunos expertos, una reforma a la justicia que mejore la formación de los profesionales del Derecho, reconociendo la crisis ética y académica existente, y que permita acceder a ella de manera oportuna y eficaz; el fortalecimiento de las instituciones electorales, la modernización de su sistema y la depuración a la financiación de las campañas, que estimule la participación ciudadana en el proceso electoral y en la toma de las decisiones públicas; y el diseño de una reforma social en la que prevalezca la protección como derecho y la educación como soporte al debate público, hacia la construcción de un Estado de Bienestar de acuerdo con las realidades del siglo XXI, serían las bases y un buen comienzo para convocar a la mayoría de colombianos en apoyo a la creación de este nuevo país.
Esta transformación requiere de un trabajo serio y responsable en la elaboración de una propuesta amplia, equitativa y justa, que impulse las reformas que desde la independencia, hace doscientos años, se le vienen prometiendo a toda la sociedad colombiana sin avances importantes, pues la política partidista, por su origen, ha defendido el interés de la élite y no el de la comunidad entera.
Qué bueno fuera que esa inmensa minoría liderara este propósito, y que parlamentarios sensatos y serios, que sin duda los hay en otros partidos, se vincularan al cambio propuesto.
Qué bueno fuera que esta vez se corriera la voz del optimismo, y todos nos asociáramos para generar el poder político que se requiere y alcanzar este propósito común.
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