La plena reconciliación pasa necesariamente por el perdón. Y lo que han encontrado muchos psicólogos y estudiosos es que el gran obstáculo para que una persona pueda perdonar con fluidez es que se perdone a sí misma en primera instancia.
En efecto, muchas personas señalan y repiten hasta la saciedad que no son capaces de perdonar… y lo que realmente les está ocasionando esta incapacidad es el hecho que no se han dado la oportunidad de perdonarse primero a sí mismos. Son muchas las heridas y los traumas que todos cargamos desde la infancia… allí se generan muchas rupturas y en no pocos casos no son bien llevadas. Y quedan heridas profundas, a las cuales las personas tienden de manera facilista a echarles tierra y seguir adelante, sin percatarse que luego, con el tiempo, las heridas les pasarán cuentas de cobro, pues se van generando muchos sentimientos reactivos que se quedan enconados en el interior y muchas veces no se manifiestan de forma directa y sanadora, sino que por el contrario, se quedan allá adentro atrapados en procesos de culpas o de odios que van carcomiendo el corazón.
Ese paso del auto-perdón es importante hacerlo y hacerlo bien. Y el punto de partida será la toma de conciencia del error cometido, sabiendo que se propinó un mal (sea a uno mismo o a otro), lo que debe llevar a un arrepentimiento y de allí se debe lograr el complemento en términos de reparar el daño hecho de manera directa o indirecta, es el paso hacia la responsabilidad. En conclusión, a aquellos que les queda difícil perdonar y reconciliarse con los otros, deben hacer ese examen hacia su interior, remando hacia el conocimiento profundo de su ser. Solo así se logrará allanar el camino para una integración personal que dé las condiciones de posibilidad de perdonar a los demás.
Por el contrario, mantenerse en el círculo vicioso, que encierra a la persona en las culpas y odios, es cultivar a un individuo potencialmente tóxico para los demás. Porque esos sentimientos negativos hacen y deshacen en su interior y saltan en las interrelaciones con los demás de manera salvaje, hiriendo a los demás e imposibilitando establecer relaciones sanas. Por ello, es vital ayudar a las personas atrapadas en sus heridas, para que puedan desatar procesos internos de auto-perdón. Y es allí que la magia de los amigos y personas cercanas puede hacerle un bien muy grande ayudándole a tomar conciencia de la cárcel donde viven.
Solo integrándose personalmente se es sano para generar relaciones sociales positivas, creativas y responsables.
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