La confianza es el mayor activo de una sociedad. Deben existir márgenes de confianza para que las relaciones sociales puedan darse y conectar efectivamente a los distintos actores sociales. Pues bien, la confianza es un activo de construcción lenta, pues toma tiempo que los seres humanos y las instituciones logren generar esas condiciones donde sea posible su aparición y establecimiento. Y hay en algunos momentos personajes que sencillamente destruyen lo que muchos han construido durante años. Este es el caso del presidente Trump en un año ha destruido la confianza que se tenía en la institución del presidente de los Estados Unidos.
Muchas empresas destinan importantes recursos y esfuerzos para generar la confianza con los consumidores; organismos oficiales que buscan la reintegración social de ciertos sectores que han sido marginados o excluidos del sistema, hacen esfuerzos importantes que además son en muchos casos muy onerosos para los presupuestos públicos. Igualmente, muchos gobiernos saben que mantener grados de confianza con su población facilita enormemente la administración y gestión de los asuntos públicos. Los países cuidan los niveles de confianza a nivel internacional y procuran por el mejoramiento de su posicionamiento global.
Pues bien, según los últimos sondeos, el presidente Trump que, como cabeza de uno de los más importantes países del mundo, lo que ha hecho es destruir la confianza en los Estados Unidos. Un reciente estudio muestra cómo es el presidente de ese país con el más bajo nivel de confianza en los países vecinos. Tanto los mexicanos como los canadienses expresan un alto grado de desconfianza. No consideran que Trump sea el indicado para llevar las delicadas cuestiones internacionales.
El Centro Pew Research desde hace 15 años consulta sobre la imagen de Estados Unidos en el extranjero, la última versión abarcó 37 naciones. Los resultados fueron muy duros: solo el 22% de los encuestados tiene confianza en Trump para hacer lo correcto cuando se trata de asuntos internacionales. Obama obtenía, por contraste, una media del 64% de confianza. En el caso de los mexicanos el 5% considera que tiene algo de confianza en Trump y solo el 22% de los canadienses. Hace un año este mismo indicador mostraba un comportamiento mucho mejor: en el caso de los mexicanos era del 49% y de Canadá 83%.
Las equivocaciones en las elecciones de los líderes en los principales países terminan pagándolas todo el planeta. Hoy, cuando estamos en un mundo globalizado, todo está muy interconectado para lo bueno y para lo malo.
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