El Plan Nacional de Desarrollo fue presentado por el Gobierno a consideración del Congreso. Según el primer artículo de este sui géneris proyecto de ley se estipula: “El Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 “Pacto por Colombia, pacto por la equidad”, que se expide por medio de la presente ley, tiene como objetivo sentar las bases de legalidad, emprendimiento y equidad que permitan lograr la igualdad de oportunidades para todos los colombianos, en concordancia con un proyecto de largo plazo con el que Colombia alcance los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030”. Es una gran aspiración la de hacer de Colombia un país equitativo, en un contexto de legalidad y emprendimiento, porque el país no es equitativo, ni la legalidad prima y el empresario debe correr una carrera de obstáculos para hacer empresa.
Tiene muchos aspectos interesantes, por la flexibilidad que le da a algunas normatividades, de todas formas es importante que no haya algunas “hechas a la medida” de algunos sectores de presión. Es tan largo y tan variado el articulado, que no hay que sacar lupa, sino microscopio para ver qué significa cada una de las modificaciones que plantea a muy diversas reglamentaciones.
Otros aspectos son muy polémicos y deben ser debatidos ampliamente por el Congreso y por expertos de la sociedad civil, como el de centralizar todos los presupuestos, tanto el de gastos como de inversión en un solo ministerio, o como el desmonte parcial de los servicios públicos. Efectivamente, en términos de subsidios el país no se puede quedar anclado en muchos de ellos, pues hay que ayudar a movilizar a las personas, pero no dejar grifos de gasto público abiertos por siempre.
Otros preceptos inspiran el desarrollo económico y social del país en el marco de los acuerdos globales. Esto es fundamental pues, en un mundo globalizado, es necesario estar interconectados en las metas.
De otra parte, hay que resaltar también algunos ejes transversales que inciden en sectores específicos, como las personas en condición de discapacidad, las minorías, las mujeres, etc., que seguramente permitirán una focalización en esos grupos de interés que por muchos años han tenido que cargar silenciosamente con la indiferencia o la negación.
Adicionalmente, es de resaltar los aspectos territoriales, que en el fondo busca que el Plan contemple la perspectiva de la diversidad regional y la necesidad de cerrar brechas entre regiones. El tema de los territorios lanza a la política descentralizada y encarnada con la realidad de las regiones, lo que algunos llaman: el país real y no el de las frías estadísticas y modelos de desarrollo, sino la realidad con los problemas que efectivamente están impidiendo la posibilidad de mejorar.
El Plan debe ser ampliamente debatido por el Congreso y los entendidos en los distintos temas que toca el proyecto de ley. Que no haya “pupitrazo”, sino “debatazo”.
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