Finaliza la campaña política y el próximo domingo tendrá lugar la primera vuelta presidencial. Ha sido un semestre donde hemos vivido una campaña para las elecciones a Congreso y primera vuelta presidencial, que tenían una connotación muy especial por ser las primeras luego de la firma del acuerdo de paz con las Farc, pues precisamente una de las líneas fuerzas del acuerdo era precisamente la participación de quienes antes habían optado por la violencia como forma de expresión política.
Estas campañas han estado caracterizadas por varios rasgos particulares, la primera es la que nos han mostrado las encuestas: una dispersión entre dos tipos de candidatos, los que van en la cabeza y los que están en el segundo lote, lo que muestra que la polarización que se dio en el plebiscito de la paz, continúa presente en la sociedad. Una segunda característica de esta campaña es precisamente la importante significación del tema de la paz y su implementación, los candidatos no son neutros frente a ello, en cada uno hay diferencias importantes que es vital que los electores lo tengan en el horizonte de su decisión final a la hora de ejercer el derecho a elegir. En tercer lugar, esta campaña tuvo varios episodios de intolerancia por parte de los seguidores de los candidatos, empañando la posibilidad de vivir con tranquilidad una campaña en la diversidad, aquí debemos ganar en tolerancia, respeto y capacidad de vivir en la diferencia.
De otra parte, en la campaña al Congreso la acción de la Fiscalía dejó en evidencia la manera vulgar y tecnificada de compra de votos, lo que refleja cuán frágil es todavía nuestra democracia y el ruido que la financiación y la plata le mete a los procesos electorales. Pero el gran tema ha sido el de la corrupción, es la preocupación que más ha concentrado la atención de la ciudadanía. En la dinámica de la campaña presidencial, el formato de los debates televisados y en las regiones fue una nota característica que muestra la importancia creciente de las ideas y propuestas frente a los discursos emocionales de plaza pública. Se ha ganado en seriedad, no basta batir un trapo para atraer a los electores, es necesario presentar propuestas concretas y en contraste con los otros candidatos.
El punto fundamental es que los niveles de intervención aumenten, a fin de que se profundice los niveles de participación en democracia. Esta semana es el momento propicio para tomar la decisión sobre por quién votar. Y preparase para la cita que tenemos todos los colombianos y colombianas con el futuro del país.
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