Los datos son muy preocupantes: más de 700 mil venezolanos pasaron la frontera el año pasado. La alcaldía de Cúcuta ha contabilizado mil venezolanos que duermen en la calle actualmente. Se han encontrado 22 niños venezolanos abandonados en Colombia según el Bienestar Familiar. El éxodo de venezolanos a Colombia es muestra de la profunda crisis que se vive en Venezuela. Y se debe enfrentar de una manera integral para que no se convierta en una emergencia incontrolada en Colombia.
Las políticas de atención a los venezolanos que están migrando hacia Colombia ante el colapso económico, social y político del vecino país, deben ser apoyadas por todos. La dictadura de Maduro y de los integrantes del régimen imperante en Venezuela se ha burlado de la comunidad internacional, de los principios democráticos de la carta de Estados Americanos, de la oposición política venezolana. El régimen autoritario que está colapsando con una verdadera implosión por la ineptitud, la corrupción y la exclusión, está expulsando a muchos venezolanos de su tierra. Maduro y sus demás aliados tendrán que responder por las violaciones a los derechos humanos ante la Corte Penal Internacional. Tanto dolor producido por ese régimen no puede pasar impune.
Colombia debe seguir tendiendo la mano a los migrantes, pero de una manera organizada; que sea una mano tendida generosa, pero con orden. Por ello, las intervenciones del Gobierno Nacional en la frontera son indispensables. De otra parte, la colaboración y apoyo de la comunidad internacional es necesaria, para poder ofrecer una atención integral a los migrantes. Las Iglesias que le dan un sentido muy especial a la solidaridad deberían coordinar sus esfuerzos para complementar las acciones oficiales.
En la historia de la humanidad, los migrantes han constituido una preocupación especial. Desde el Antiguo Testamento, una categoría teológica muy especial han sido los “huérfanos, viudas y forasteros”, que por sus condiciones sencillamente su vida está en peligro. Y allí, la reflexión teológica señala que la generosidad, acogida y hospitalidad debe manifestar el amor de Dios por estas personas. En pocas palabras, Colombia debe ser mediación del amor de Dios por los venezolanos en este momento. Debemos ser generosos, acogerlos con cariño y efectividad. El papa Francisco, desde los inicios de su pontificado, ha señalado y dado ejemplo de acogida a los migrantes en Europa. Ahora el turno nos ha correspondido a los colombianos de expresar la solidaridad.
Esta emergencia humanitaria que vivimos es una gran oportunidad para vivir en profundidad el sentido de la solidaridad.
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