Tuve la fortuna de compartir un panel con tres emprendedores de tecnología colombianos que han revolucionado en cierta forma la vida ciudadana. En el marco del programa Fuerza del Milenio de CNN en español que se llevó a cabo en la capital del país en la Universidad Javeriana. Y digo que fue una fortuna, pues iba invitado para dar testimonio de proyectos de innovación social que realizamos desde la universidad, y pude ver cómo unos jóvenes están cambiando la vida cotidiana con unos emprendimientos muy novedosos y ya de una magnitud importante.
No es el emprendimiento por necesidad, al que muchos colombianos se ven impulsados por la imposibilidad de ser enganchados como empleados y se rebuscan una actividad para generar ingresos para supervivir. Estos emprendedores lo hicieron mientras estudiaban en la universidad, o muy pronto luego de salir con el cartón profesional. Dos de ellos, Simón Borrero de Rappi, una tienda virtual y un servicio de mensajería extraordinario y José Vélez de PayU, uno de las formas de pago en línea más exitosas en América Latina, han hecho unos emprendimientos muy ligados con el desarrollo de tecnologías, que se enfrentan hoy a los grandes del mundo de “tú a tú”. Un tercer emprendedor, Pablo Atuesta, de Groncol, una empresa que hace techos y paredes verdes que regeneran el oxígeno que tanta falta nos hace en las ciudades, fue el exponente del emprendimiento ambiental.
Oírlos fue una clase viva de emprendimiento. Generar equipos complementarios e interdisciplinarios es una de las recetas del éxito, allí en medio de explosión de creatividad emerge la innovación, pero con los pies en la tierra, oyendo directamente a los clientes de manera permanente. Equivocarse, y equivocarse rápido en la vida donde poco se pierde pero se aprende mucho, y tener la actitud de reiniciar con un ímpetu renovado luego de cada caída. Ser muy consistentes en la vida, en el sentido de estar haciendo lo que les gusta y en lo que se sienten bien, esta identidad les daba una fuerza siempre nueva para continuar frente a las dificultades. Estas son tres de las constantes de estos emprendedores.
Y las quejas comunes de estos empresarios: Que los impuestos en Colombia son muy altos, que hay algunos trámites oficiales que son sencillamente irracionales o inexplicablemente lentos, que hay nuevas regulaciones que entorpecen la creatividad. Aunque todos unánimemente lo afirman: ¡pero es posible! Y de qué manera tan exitosa que lo han logrado.
Estar cerca de este tipo de héroes modernos, que le han cambiado la vida a muchos ciudadanos gracias a la innovación, y que además han generado riqueza y empleo, es sentir la posibilidad de un nuevo país en medio de tantos problemas y dificultades.
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