La Asociación Nacional de Empresarios, ANDI, está buscando colocar como principal tema en la agenda pública con el nuevo Gobierno el tema del crecimiento económico. Los empresarios consideran que el país olvidó tener este objetivo en la cúspide de las preocupaciones nacionales y que ha llegado la hora para que todos los estamentos cierren filas para que haya una verdadera focalización en el crecimiento económico.
La agenda de crecimiento económico se ha colocado como la principal palanca del desarrollo social, con una perspectiva de tipo desarrollista, que se funda en que la única manera de crecer en equidad es aumentar el pastel para poder repartir. En efecto, el presidente del gremio, Bruce Mc Master, ha sostenido en distintas asambleas regionales de la ANDI en la necesidad que tiene el país de crecer a un ritmo muy superior al experimentado en los últimos años y ello solo se podrá hacer si se logra una concertación de una agenda de crecimiento que tenga unos acuerdos que den las condiciones necesarias para dar ese salto cuantitativo en el incremento del PIB. La meta es llegar a una cifra alrededor del 7% anual.
Paralelamente, la Comisión de Crecimiento Verde entregó a la opinión pública su informe. Que pretende promover la competitividad económica, proteger y asegurar el uso sostenible del capital natural y de los servicios de los ecosistemas, promover un crecimiento económico resiliente ante los desastres y el cambio climático, y asegurar la inclusión social y el bienestar. Y lo más novedoso de esta agenda de crecimiento verde no es sencillamente obstáculo para el crecimiento, sino que por el contrario, presenta oportunidades muy grandes para el crecimiento económico: la bioeconomía, la utilización del gran potencial de biomasa del país, la gran frontera forestal del territorio nacional, y la posibilidad de cierre del circuito de uso de materiales que permite explotar la riqueza de nuestras basuras. Hay pues, una gran cantidad de oportunidades al focalizarse en la sostenibilidad.
Si no armonizamos el crecimiento con la sostenibilidad estamos perdidos. Con indicadores del malgasto de energía, agua y alimentos, que además muestran que si no se corrigen la demanda de energía crecerá en un 64% en los próximos 12 años, y en el mismo período se incrementaría la demanda por agua el 51% y por tierra el 48%, la sostenibilidad se hace sencillamente imposible.
En efecto, luego de tomas de consciencia, como han sido la encíclica del papa Francisco, Laudato si, El cuidado de la casa en común, o el Acuerdo de París, en el marco de la Convención de Naciones Unidas sobre el cambio climático y que establecieron compromisos para reducir la emisión de gases con efecto invernadero; o, a escala nacional, las conclusiones de la Comisión de Crecimiento Verde, es necesario matizar el concepto de crecimiento. La sostenibilidad se ha convertido en una condición innegociable y así se ve en las obligaciones que el país tiene con los Objetivos de Sostenibilidad de la ONU y con los compromisos con la OCDE.