“Detrás de la empresa Jabonerías Hada se esconde un pequeño barrio con una sola vía de acceso y enclavado en la carrera 30 con calles 49 y 50. Allí está Persia (…) Luis María López Pareja, presidente de Junta de Acción Comunal y de los primeros habitantes del sector, cuenta que todo comenzó con seis casas: Uno compraba el lote y empezaba a construir. En un principio medían con una cabuya para saber las dimensiones del terreno". Así relataba una noticia publicada por este diario hace algunos años sobre el nacimiento del barrio Persia.
La historia de “fundación” de este tipo de barrios nos deja ver también la semilla de lo que estamos viviendo, “Actualmente Persia está dividido en alto y bajo. El alto fue el primero que se fundó. Con el tiempo llegaron los invasores y poco a poco comenzaron a colonizar la parte baja del terreno. Eso fue hace unos 30 años, y así comenzó el bajo Persia. La gente comenta que, así como hay casas de esterilla, también hay en material. Muchas no tienen escritura”, hasta aquí la nota de aquel entonces de LA PATRIA.
Desde hace muchos años Cramsa, luego la Corporación Autónoma Regional de Caldas, y más recientemente el sistema de riesgos de la ciudad, han asumido un cuidado especial del tema de la prevención de deslizamientos, en algunas épocas con mayor seriedad e inversión, en otras no tanto. Estas tragedias no son “naturales”, son el resultado de situaciones que se generan por la falta de control y vigilancia de las autoridades y las imprudencias cometidas por los moradores, muchas veces empujados por pobreza. Manizales ha vivido ciclos de este tipo de tragedias que cobran vidas y generan profundo dolor en la población. No se comprende que hayamos evolucionado en tantos temas y volvamos a caer en estas situaciones de los deslizamientos en zonas urbanas de Manizales, una ciudad que por su desarrollo y experiencia ya debería haber superado esta etapa.
Hoy no se deberían presentar estas tragedias y siguen ocurriendo. Es cierto, ante unas condiciones inclementes del clima, pero evitables. La prevención vuelve a ponerse en sobre las mesas de muchas instituciones que no siempre han orientado todo el interés y cuidado en sus responsabilidades. Hay que volver a afinar los sistemas de riesgos; reforzar las inversiones en cuidado de taludes; e impulsar seriamente la reubicación de las casas que se encuentran en muchas de las laderas.
Ya comenzarán los órganos de control a abrir “investigaciones de los responsables”, pero lo más importante es que se afinen los planes para el corto y mediano plazo. En Manizales no puede volver a suceder lo que hemos vivido la semana que termina.
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