Recibí las torres de revistas de 1994, empastadas en verde oscuro, donde se suponía estaban las noticias viejas que yo necesitaba. Titulares y fotos de Andrés Pastrana y Ernesto Samper, en ese momento, candidatos a la presidencia y en plena campaña. Como lo dijo Gabriel García Márquez alguna vez: “A veces me encuentro por casualidad con alguna fotografía de aquellos tiempos y no puedo reprimir un estremecimiento de lástima, porque no me parece que en realidad los retratos fuéramos nosotros, sino que fuéramos los hijos de nosotros mismos”. Luego, páginas y páginas y carátulas con la noticia de Ernesto Samper Pizano como nuevo presidente de Colombia por el Partido Liberal. La portada de la revista Semana de julio de 1994 titulada El narcocasete del “loco” Giraldo, cuando se supo de los dineros del narcotráfico en la campaña del expresidente Ernesto Samper. En octubre la noticia del asalto del siglo XX en Colombia: las 21 horas que duró el robo de 24.075 millones de pesos a la sede del Banco de la República en Valledupar.
Conmigo estábamos en la sala diez personas en diez mesas de las 35 que hay en la hemeroteca de la Biblioteca Luis Ángel Arango. Me pareció ver rápido que mis acompañantes eran hombres de edad avanzada y tenían pinta como de bogotanos. Dos de ellos estaban dormidos. Uno, estaba sentado con la cabeza descolgada rozando la mesa y el periódico viejo y el otro y tenía la cabeza sobre los brazos que le hacían como de almohada sobre la mesa. Eran las diez de la mañana del sábado y no hacía frío, pero muchos de ellos estaban con bufandas y abrigos. ¿Desde qué hora habrían estado acá? ¿Será que los dormidos vienen a este lugar huyendo del ruido de sus casas? ¿Alguno de ellos visitará la hemeroteca desde sus inicios en 1979, cuando incluso quedaba en otra parte? Volví a las revistas, y al año en el que yo tenía 13 años. La imagen de Guy Ecker, me llevó a recordar la novela del momento que era Café y con esos pensamientos, mi casa y mi vida de ese momento. Una carátula de una revista mostraba a Carlos Vives, con un titular que decía que era el hombre más sexy de Colombia; y otra, a la Señorita Colombia de ese año, Tatiana Castro.
Cuando fui de nuevo por otros números, pensé en cómo sería el espacio físico de los 18.500 títulos que tienen archivados en la hemeroteca donde hay publicaciones desde finales del siglo XVIII. Pensé en los periódicos y revistas olvidadas, en los que nadie se ha interesado, de nuevo, nunca.
Luego en una mirada desordenada pasé por varias noticias internacionales de 1994: Nelson Mandela fue elegido presidente de Suráfrica; murió el expresidente de Estados Unidos, Richard Nixon, la exprimera dama de los EE.UU., Jacqueline Kennedy y el piloto de Fórmula 1, Ayrton Senna. El exjugador de fútbol americano y actor O.J. Simpson fue inculpado del asesinato de su pareja Nicole de 35 años y de su amigo Ronald Goldman. En otras noticias vi que Brasil ganó el Mundial de fútbol, se inició la telefonía celular en Colombia y en Medellín el 2 de julio asesinaron al futbolista colombiano, Andrés Escobar. Cerré los libros empastados y los devolví. Al salir del salón y de esa especie de trance, dejé atrás a los señores que seguían en la misma posición, en las mismas mesas, seguramente en algún viaje al pasado “de golpe”, como dice un amigo, en 1785 en la primera publicación noticiosa periódica que hubo en Colombia, que se llamó con motivo del terremoto sucedido en Santa Fe de Bogotá el 12 de julio de 1785, El aviso del terremoto, o en la colección de prensa colombiana del siglo XIX, o en 1951 en el ejemplar No. 3, año 1, jueves 20 de septiembre, de Comprimido, el periódico dirigido por Gabriel García Márquez.
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