Hace dos años vimos en el Teatro Colón de Bogotá al hoy jefe máximo del Partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, Rodrigo Londoño Echeverri, Timochenko, y al presidente Juan Manuel Santos firmar la paz y darse un largo apretón de manos mientras los asistentes gritaban en coro ¡sí se pudo!
En el balance de la ONU y la UE, luego de destacar que bajaron los niveles de violencia, que se destruyeron 9.000 armas y que ahora hacen parte de la vida civil cerca de 13.000 antiguos guerrilleros, hicieron un llamado de alerta por la violencia en Catatumbo, Nariño y el Cauca. En la declaración conjunta dijeron además que las comunidades todavía carecen de garantías y que el reto era aumentar la presencia de las instituciones estatales en las regiones para que lleguen los dividendos de la paz.
Lo preocupante al hacer el balance de estos dos años, entre muchas cosas, es el asesinato de los excombatientes de Farc luego de la firma, el robo de los dineros de la paz, la ejecución afanada de los dineros por parte de las instituciones. Hace poco de la oficina del posconflicto comunicaron que aprobaron cinco proyectos productivos por un valor de $3.505 millones para los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación - ETCR- de Dabeiba, Mesetas, Patía y La Variente en Nariño y en el área aledaña de Troje en Quibdó.
Los avances del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (PNIS), que inició en 2017 producto del Acuerdo de Paz, tienen preocupantes rezagos. Según la Fundación Ideas para La Paz, una de cada 3 de las 87.431 familias vinculadas al programa a septiembre de 2018 cuenta con asistencia técnica para avanzar en proyectos productivos y 43% de los municipios del PNIS no cuentan con asistencia técnica. Otras cifras que no dejan de llamar la atención son las de los proyectos productivos, según la oficina de posconflicto hasta ahora solo han sido aprobados 12 y tan solo 3 de ellos tienen desembolso. En su discurso con ocasión de los dos años, el jefe del Partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc), Rodrigo Londoño, como lo dijo la revista Semana pasó factura “El máximo jefe del partido Farc dice que el Gobierno, el Congreso, la Corte Constitucional y el fiscal general han incumplido el contenido del acuerdo de paz”.
Sobre el tema de las disidencias, la Fundación Ideas para la Paz en su informe sobre los 100 días de Duque, publicó que en marzo de 2018 el Ministerio de Defensa estimó que el número de integrantes de las disidencias llegaba a 1.100, pero que el más reciente informe de Inteligencia Militar había asegurado que eran cerca de 3.000 (que no todos eran de las Farc) y que estarían en diez departamentos. Esto sumado a unos Planes de Desarrollo Territorial -PDTS- embolatados, al dudoso rol de Naciones Unidas, al caso Santrich. En medio de tanto, el expresidente Santos en su video, a propósito de los dos años de la firma, aseguró que en sus primeros 100 días de gobierno se presentaron 152 actos violentos por parte de la Farc mientras que en los primeros 100 días del gobierno Duque no se presentó ni un acto violento por parte de la Farc. ¿Qué va a pasar? Hace dos años Iván Márquez estaba sentado aplaudiendo en el teatro Colón mientras Timochenko comenzaba y terminaba su discurso con la frase: que la palabra sea la única arma de los colombianos y hoy después de dos años… a un balance bien negativo de implementación, le sumamos que Iván Márquez, el exjefe negociador de las Farc, está desaparecido. ¿Será esta una paz sostenible?
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