Zapping 2.0

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La presencia silenciosa y abnegada de lo que se considera una buena esposa durante 40 años, cambia abruptamente ante la próxima premiación con el Nobel a su esposo. Esa parece una premisa muy simple para una gran película, pero tal cual es lo que es. Lo que pasa es que la esposa está interpretada por Glenn Close y él por Jonathan Pryce. Ya esos dos elementos de peso mayor nos ofrecen magistrales interpretaciones y nos entregan una película digna de nominación. Pero más que la historia en sí, lo que me motiva a escribir esta columna es precisamente el personaje de la esposa, a la que le ha prestado su carne y su alma la señora Close, quien alguna vez fue criticada por ser demasiado fea para un papel, demostró que el histrionismo vale más que el empaque perfecto.

He leído por ahí que la belleza a los 15 minutos cansa y que es necesario tener algo más que ofrecer: qué más que un talento innegable!

A pesar de dicha etiqueta de fea, a mí me pareció muy sensual cuando Close interpretó a la inolvidable Alex en Atracción fatal, volviéndole la vida a cuadritos al ejemplar esposo que conoció el mismísimo infierno, por una noche de placer con tan obsesiva amante.

Sin embargo tras siete nominaciones fallidas no cabe duda que este es el papel que se merece la estatua dorada a mejor actriz en la próxima entrega de los Óscar. Es la hora de Glenn Close porque más allá de su innegable talento, nos muestra una caracterización en la que nos habla con simples gestos y miradas colmadas de un significado que podemos comprender y compartir. La esposa se encuentra en cartelera en nuestra ciudad gracias a la gestión de Cinespiral, les aseguro que es una recomendación imperdible.