La posibilidad que ofrece la implementación de la Región Administrativa de Planificación, RAP, en el caso de los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda, ofrece magníficas posibilidades de desarrollo integral, fáciles de implementar, si se consigue voluntad política de los actores, es decir, gobernadores, alcaldes, diputados y concejales de la región. Los actuales gobernadores se adelantaron a la norma y han tenido aproximaciones al respecto, algo de lo que se ha hablado por décadas, desde cuando cicatrizaron las heridas de la separación de Quindío y Risaralda, pero que se ha quedado en el enunciado, porque “el bosque no deja ver los árboles” o porque “lo urgente no deja hacer lo importante”, dos expresiones que sirven para ilustrar la razón por la cual muy poco se ha adelantado al respecto; y las aproximaciones que se han hecho antes no han pasado de discursos emotivos y del consabido choque de copas. En la firma del convenio de integración que se celebró el pasado 6 de julio se escucharon propósitos muy firmes de los actuales gobernadores del Viejo Caldas, quienes, con sus equipos de trabajo, pueden diseñar un plan de trabajo conjunto, de modo que cuando terminen sus mandatos vayan en camino proyectos identificados con la idea de “hablar de las cosas que nos unen y no de las que nos separan”, como proponía el presidente Kennedy de los Estados Unidos. Los objetivos tienen mucha tela de dónde cortar, de los cuales pueden destacarse:
Ejecutar una estructura vial eficiente y moderna, para acortar tiempos y distancias y economizar combustibles y material rodante. Contratar con empresas serias y solventes y ser inflexibles en hacer cumplir los compromisos contractuales.
Sacar el mejor provecho del Paisaje Cultural Cafetero, para conquistar inversionistas y turistas de todo el mundo.
Explorar y explotar los recursos geotérmicos que son comunes.
Aprovechar los ríos Cauca y Magdalena para la navegación comercial, con plataformas logísticas en La Dorada y La Virginia. Y apoyar el proyecto del puerto de Tribugá, para darle salida a la región al océano Pacífico.
Fomentar la agroindustria con planes que beneficien al productor de la región.
Integrar la red de universidades de modo que se conquiste el título de región educada y educadora.
Aprovechar los variados recursos naturales como atractivo para el turismo sano.
Fortalecer la seguridad ciudadana, combatir la ilegalidad y hacer un pacto anticorrupción ejemplar para el país.
Este tema, que hoy inspira las aspiraciones de Caldas, Quindío y Risaralda, entusiasma, motiva y constituye un reto.
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