El Estado llega con las soluciones después de que las necesidades que debe cubrir han hecho crisis, aun en asuntos ordenados y legalizados previamente, que deben ejecutarse de forma progresiva, lo que requiere una simple organización cronológica para que sean atendidos a tiempo. Para ilustrar el caso puede mencionarse la alimentación y el transporte gratuito de los estudiantes, que se da con retraso, a pesar de que se sabe cuándo comienzan las clases. No obstante, la apertura de licitaciones, la adjudicación de los contratos y el suministro de los beneficios comienzan tarde, mientras los muchachitos bostezan de hambre y caminan para llegar a las escuelas, a menos que los padres puedan pagar los almuerzos y el transporte mientras la burocracia llena papeles y analiza proponentes, casi siempre para beneficiar a negociantes que buscan lucrarse con los recursos oficiales, más que garantizar un buen servicio a la población estudiantil.
Otro ejemplo es la implementación de los acuerdos de paz, que la guerrilla ha cumplido, salvo unos pocos disidentes, que no han violado ningún pacto porque no lo firmaron. Pero la acción paquidérmica de los burócratas, para atender las necesidades de los reinsertados y garantizar su resocialización, pese a tener los recursos a disposición, a los que les ha puesto el ojo más de un pícaro, ha puesto a algunos exguerrilleros al borde del desespero, lo que ha sido aprovechado por el narcotráfico, la minería ilegal y otras modalidades delictivas para reclutarlos. Por fortuna, otros, convencidos de los beneficios de la paz, poco a poco y con su esfuerzo salen adelante.
Las fuerzas armadas, a pesar de estar advertidas de lo que venía después de lo firmado en La Habana, no ocuparon a tiempo los territorios donde operaban las Farc, y otros grupos armados ilegales les madrugaron. Y de la erradicación de cultivos de coca se aprovecharon los vivos, que con una mano recibieron los ingenuos apoyos oficiales y con la otra siguieron sembrando, con los desastrosos resultados que avergüenzan al país.
Y de remate, el paso por el Congreso Nacional de las leyes que debían redondear la acción legislativa para consolidar la paz, “estable y duradera”, ha sido el más vergonzoso espectáculo de perfidia, por grupos políticos que apoyaron al gobierno Santos en el proceso y después se subieron al tren de la oposición triunfante. Mientras que esta, con inteligencia y astucia de la mala, echó mano de argucias y triquiñuelas para dilatar o entorpecer los debates parlamentarios, para que el tiempo corriera a favor de sus propósitos de que “la paz de Santos”, como cínicamente la llaman algunos, se frustrara. “Viva la paz, viva la paz, trinaba el ave, parada en el cañón de una escopeta”. (El “Tuerto” López).
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