“Se considera enemigo a una persona o grupo de personas que se oponen a otro grupo de personas ya sea por sus ideas, pensamientos, actividades o por motivos políticos radicales tales como el invadir a otro país por la captura de sus recursos naturales”. Esto dice misiá Wikipedia, que parece redactado por el Chapulín Colorado: “Cuando el río suena, deja correr las piedras que no has de beber…” Y puede emular con una ponencia con aspiraciones de ley presentada por una senadora “de dedo parado”, para enredar la aplicación de la Ley de Restitución de Tierras y de paso señalar como guerrilleros comunistas a los líderes reclamantes, para justificar su asesinato.
Esa congresista, y otras de su talante, están donde están gracias a su nobleza ancestral, al glamur del que hacen gala, al poder de las chequeras familiares y a votos heredados, que no conseguidos, porque las de su clase no se meten al barro. Para eso se jodieron sus papitos, que tras bostezar en las curules del Congreso Nacional y ejercer altos cargos oficiales durante varias décadas y recoger los frutos económicos de sus influencias, educaron a sus hijos (o al menos los matricularon) en prestigiosas universidades, para colgarles oropeles a sus hojas de vida, de modo que fueran dignos herederos del poder electorero que forjaron con el esfuerzo de sus habilidades electoreras y con intrigas palaciegas.
Otros “padres de la patria” provienen de señores provincianos, dueños de feudos electorales, a quienes han sucedido en las cámaras legislativas, porque a los viejos les afecta la altura de Bogotá; o porque fueron inhabilitados por la justicia para ejercer cargos públicos.
Después de estériles luchas politiqueras, los dirigentes entendieron que “la mejor manera de acabar con el enemigo es haciéndolo amigo”; y como crías de una misma camada se dedicaron a chupar las tetas de la marrana presupuestal, en rigurosa alternancia. Aquellos que antes no se podían ni ver inventaron una fórmula política novedosa y eficiente para sacar provecho personal: las coaliciones. Y a la sombra de éstas, y con el apoyo económico de mafias de variada gama, iniciaron su ascenso hacia el poder con un apetito voraz de riqueza, semejante al de las soldadescas invasoras, cuyos salarios se cobran por derechas con el saqueo.
Y… ¿dónde está la juventud estudiosa, creativa, sana de costumbres y con ambiciones distintas al enriquecimiento ilícito? Pues haciendo música, arte, deportes, ciencia, literatura, cine, artesanías… Y de vez en cuando se levanta para defender la educación, como lo hizo recientemente. Ahora se necesita que esos líderes rebeldes se inscriban en las listas a cuerpos colegiados; y que los electores los apoyen. 2019 brinda esa oportunidad. Mientras tanto, queridos lectores, disfruten la Navidad con amor… y en paz.
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