Pasan con intensidad los días postelectorales del 29 de mayo, cuando los colombianos escogieron a los dos aspirantes que se someterán al veredicto de las urnas, para elegir entre ellos al Presidente de la República.
Desafortunadamente persiste la abstención. Es necesario volver a pensar en la conveniencia del voto obligatorio. Deben ser eliminadas las prebendas otorgadas por el Estado por el hecho de votar. ¡Decidir entre un tamal y medio día libre!
Se analizan desde todos los enfoques las determinaciones adoptadas por los electores, libres o no, a quienes tratan de encauzarlos para la decisión final.
Los ciudadanos de toda clase, electores o abstencionistas, y todo a quien le importe la vida nacional, al menos se informan sobre los aconteceres preelectorales, comentan los sucesos y tratan de promover decisiones para beneficiar a cualquiera de los dos candidatos.
Para no pocos, los resultados de las elecciones no eran los que esperaban y por ello se ha repetido, y con razón, que el resultado de la mejor encuesta la otorga el conteo de votos, inapelable, como ha sucedido, y hasta ahora sin apariencia de fraude por lo que se eliminó con los hechos lo que se propaló, como tantas falacias, de ayer y hoy, dignas de historias laureadas, a través de las comunicaciones indiscriminadas, anónimas y sin control.
Ahora, los anteriores y nuevos votantes tendrán el deber y ojalá la obligación de decidir, ligada estrictamente a la conciencia, la cual es personal e intransferible, lo que mejor le convenga al país y por ende, de alguna o algunas maneras, al elector. No al revés, primero a quien vota y luego, si se juntan muchos, a la Nación. Sin embargo, la mayoría legal es de forzosa aceptación, así no le convenga en lo personal. ¡Y, con qué frecuencia se olvida en la democracia verdadera!
Los candidatos no se detienen, o no los dejan detener en sus incontenibles maneras de expresión para mantener o conseguir adhesiones a sus pretendidos programas de gobierno, a veces dejando de lado la necesidad de proyectos de Estado. Hay que enfatizar lo de Estado, lo cual le dará una perspectiva diferente y estable a través de los distintos gobiernos. Un ejemplo: ¿quién tiene un proyecto de educación superior verdaderamente sin costo? Porque lo prometido y lo cumplido son migajas. ¡Hagan las cuentas!
¿Por qué no es una política universal, ineludible y efectiva de Estado, entregar los suficientes aportes nutricionales a todos los niños, sin olvidarse de la zona rural? Si la educación primaria es obligatoria, el niño matriculado debe tener al menos una nutrición suficiente durante todos los días del año. Pueden hacer todos los cálculos y los resultados dejan una inmensa tristeza.
Digan lo que digan, muestren lo que muestren, controviertan lo que deseen, menosprecien lo que les parezca, vituperen lo que quieran, escriban los mayores horrores y errores y así se pueden enunciar ideas y hechos, la solidaridad por el bien debe prevalecer.
Sin embargo, quienes han decidido su voto con carácter serán impermeables a tanto mensaje indigno en el más escabroso ambiente.
Los indecisos deberán recurrir a su personal y necesario análisis, por más simple que sea. Los que se quedaron sin candidato deberán acudir a los máximos intereses del país. Quienes cambian de candidato deberán tener razones consistentes fieles a su conciencia.
El problema no es votar por el menos malo, sino decidirse por el mejor.
Finalmente, todos tienen derecho a pensar y decidir lo que quieran y ello merece respeto.
Nota: Monseñor Horacio Gómez Orozco. Ojala su idea de universidad siga adelante.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015