Cuando se expresa la idea de sabios hay que comenzar recordando a aquellos que existieron en la Grecia antigua. Ahora están olvidados, pero sus estelas persisten cuando se identifica lo que transmitieron a los pueblos del futuro.
Recordarlos con sus ejemplos es un ejercicio que implica reflexión sobre lo que han significado. Sus mensajes son proverbiales. Cleóbulo de Lindos, La moderación es lo mejor; Solón de Atenas, Nada con exceso todo con medida; Quilón de Esparta, No desees lo imposible; Blas de Priene, La mayoría de los hombres son malos -discutible-; Tales de Mileto, En la confianza está el peligro; Pítaco de Mitilene, Debes saber escoger la oportunidad; Periandro de Corinto, Sé previsor con todas las cosas. Una lista atribuida al doxógrafo Juan de Stebi, Estobeo, a quien se le atribuye: Desgraciadamente, la opinión tiene más fuerza que la verdad -inobjetable-, cambió a Misón de Quene por Periandro.
Estos hombres, salvo Estobeo, vivieron, entre seis y cinco siglos antes de Cristo y se caracterizaron por ser humildes a toda prueba. Hoy la palabra sabio engrandece sin el más mínimo rubor.
Cuatro connotaciones hacen a un sabio: conocimiento y prudencia, a lo que debe agregársele experiencia y profundo sentido de lo humano.
A través de los milenios a muchos seres humanos se les ha denominado sabios. La lista la puede construir cualquier persona instruida o que tenga uso de razón e interprete los acontecimientos lejanos o del entorno, atribuyéndole sabiduría a sus semejantes, aunque a veces la inversión de la realidad es descomunal.
En 1993, el gobierno nacional designó a diez eminentes personalidades, todas con suficientes pensamientos, títulos y obras para destacarse en cualquier lugar de la tierra, con el fin de hacer planteamientos que indujeran un cambio en la educación, la ciencia y la tecnología. Al resultado de su trabajo, 1994, consignado en un extenso documento se le denominó: Colombia al filo de la oportunidad.
Lamentablemente todas sus conclusiones no han sido tenidas en cuenta plenamente a pesar de la esplendorosa proclama de Gabriel García Márquez, integrante del grupo. Esta precedió a la difusión del trabajo. Su invocación debe ser recordada permanentemente:…. Somos conscientes de nuestros males, pero nos hemos desgastado luchando contra los síntomas mientras las causas se eternizan. Por lo mismo, nuestra educación conformista y represiva no parece concebida para que los niños se adapten por la fuerza a un país que no fue pensado para ellos, en lugar de poner el país al alcance de ellos para que lo transformen y engrandezcan, en lo bueno y en lo malo, en el amor y en el odio, en el júbilo de un triunfo y en la amargura de una derrota. Destruimos a los ídolos con la misma pasión con que los creamos. Somos intuitivos, autodidactas espontáneos y rápidos, y trabajadores encarnizados, pero nos enloquece la sola idea del dinero fácil….
Después de 25 años la situación existente no indica el cambio propuesto para el país, aunque hay nuevas, buenas y parciales experiencias, pero la realidad global abruma.
En mayo del 2014, un grupo de instituciones de diferente connotación hicieron una declaración, destinada a los candidatos a la presidencia, con base en el documento de la Comisión de 1993-1994. Muchas de esas ideas y palabras, se las ha llevado el viento.
Ahora aparece otra Comisión: Internacionalizada y heterogénea, inicialmente con 43, en proceso de aumento, distinguidas personalidades de procedencia multisectorial, seleccionados por la Vicepresidencia de la República, El Colegio Máximo de las Academias y Colciencias. Comienzan a aparecer voces discordantes sobre los designados. Lamentable, porque ninguna lista de personas es justa y completa y entre más nombres mayor es la dispersión y la injusticia. Aunque se reclama como siempre, mayor participación regional.
El problema no es de región, es de país. Lo primero que se impone es el estudio crítico de los resultados y logros de la Misión de 1993, dedicada fundamentalmente a la Educación. La de ahora tendrá como materias de análisis y proyección: La ciencia, la tecnología y la innovación, en vísperas de un nuevo Ministerio.
Es seguro que la Misión cumplirá su trabajo con excelsitud pero el meollo estará en dos preguntas: ¿Se aceptará todo? ¿Cómo se logrará lo propuesto?
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