En sesión del Concejo de Manizales del 13-09-17 su presidente, Víctor Cortés, se dedicó a proferir injurias, diatribas, descalificaciones, improperios y hasta amenazas en mi contra, por el solo hecho de haber impugnado el acuerdo que popularmente se conoce como el de aprobación del nuevo POT de Manizales. A estos insultos y malas maneras, y a los desafíos bajos y viles se sumó el concejal César Díaz, ponente de ese POT. Parecían considerar que un simple ciudadano no estaba a la altura de los omnipotentes concejales, y que el derecho entonces solo estaba reservado para las élites políticas de la ciudad. ¿Qué tal? ¡Concejales que ocupan sus curules gracias al favor (o la idiotez) del pueblo, pretendiendo impedir que ese pueblo acuda a los mecanismos legales para defenderse de sus atropellos!
En mi impugnación reclamé, entre otras cosas, por qué no existía en la formulación del proyecto del POT los documentos de evaluación y conceptos del Consejo Consultivo de Ordenamiento, hecho que lo viciaba de nulidad y representaba una seria omisión de los funcionarios que tuvieron relación con el acuerdo. Y la respuesta del entonces presidente del Concejo fue que: “El Consejo Consultivo en Manizales no existe” porque, según él, lo que opera es el Consejo Territorial de Planeación que “cumple las mismas funciones, pero el nombre es distinto”. Para información del concejal, el Consejo Consultivo de Ordenamiento sí existe en la ciudad, pero no operó para este proyecto y, en consecuencia, se violó la ley. (Es como si el alcalde hubiera sancionado el POT sin haber pasado por el Concejo de Manizales). ¡Es nulo todo acto en consecuencia!
Crispado, y en un alarde de soberbia, el concejal Cortés me desafió a que demandara el acuerdo y me trató de bellaco y villano por el solo hecho de estar ejerciendo mis derechos como ciudadano. Y no solo lo hizo en esta sesión, sino en diferentes escenarios donde posó de víctima, como mecanismo de defensa para tapar las irregularidades cometidas. Y remató diciendo que ojalá el Tribunal solicitara aclaraciones para darle las mismas esgrimidas ese día. Fueron más de dos horas de sesión dedicadas casi exclusivamente a atacarme y a ofenderme. Sesión, entre otras cosas, pagada por el pueblo.
Pero el proceso siguió su curso y fue apelado por el Concejo ante el H. Tribunal. Como le fue negado, presentó el recurso de súplica, el cual fue también negado por improcedente y adoptado como recurso de reposición, siendo igualmente negado por el Alto Tribunal. Con fecha 23 de abril de 2018, el Tribunal Administrativo abrió el proceso a pruebas y, entre ellas, le pide a la Secretaría del Concejo que certifique: “Si con la presentación por el ejecutivo del proyecto de acuerdo…” (POT)… “fueron radicados los documentos de evaluación, conceptos y memorias donde conste la participación y el seguimiento para la formulación de este proyecto expedidos por el Consejo Consultivo de Ordenamiento Territorial”. ¡Qué curiosidad! El H. Tribunal solicita al Concejo certificar los documentos radicados por un organismo que expresamente su presidente afirmó que no existe y, por ende, no tuvo en cuenta. La respuesta entonces, para ser coherentes, tiene que ser que el Consejo Consultivo en Manizales no existió porque, según el presidente del Concejo, lo suplió por el Consejo Territorial de Planeación. ¡Lo que hace la ignorancia!
Ahora que el H. Tribunal solicita lo que se está alegando como omisión, ¿para el concejal Cortés, el magistrado ponente es también un bellaco y un villano? ¿También él estará buscando protagonismo, pauta, o estará tratando de “enlodar el trabajo del Concejo”? ¡Duros días le esperan a la ciudad ante la irresponsabilidad de la administración y de unos concejales obtusos, prepotentes, soberbios y supuestamente intocables como Víctor Cortés y César Díaz! ¡Las autoridades tendrán que actuar en consecuencia y el pueblo pasar su cuenta de cobro política! Y pensar que esos concejales son el soporte del partido liberal que hoy, al verse minado en posibilidades para llegar a la presidencia, busca alianzas con el Centro Democrático en Caldas en un juego de intereses mezquinos. ¿Será gratis esa alianza? ¡Lo dudo!