Y vuelven los mismos con las mismas. Caldas parece condenada al asedio de personajes siniestros que se han lucrado durante años de las instituciones gubernamentales, y que reclaman sus cuotas de poder a través de los gremios. Esos gremios que se han caracterizado por ser logias inútiles, inservibles y aparatosas y en las cuales se rotan el poder unos cuantos seudolíderes, bien sea directamente o por interpuestas personas.
Vemos entonces reaparecer ya en la escena política a esos personajes que libaron de las mieles del poder santista durante los últimos ocho años y hoy, sin espacio en el gobierno nacional, pretenden ser fórmulas redentoras de una debacle que ellos mismos causaron. Pretenden ser los salvadores de un departamento detenido en el tiempo, olvidado a su suerte e ignorado por ellos mismos desde el nivel central, y de quienes solo recibimos promesas electoreras materializadas en un desprecio hacia nuestro desarrollo.
Y empiezan a sonar sus nombres como posibles candidatos a la Gobernación de Caldas y la Alcaldía de Manizales, y ellos a urdir sus planes para apoderarse del poder político de la región. Seguramente posarán de representantes del civismo, la decencia, la pulcritud, las iniciativas y los grandes proyectos, para lo cual terminarán recolectando firmas u ondeando las banderas fajardistas, sin un ápice de vergüenza ni autoridad moral, pero confiados en que los votos del desprecio por la política tradicional expresado en las urnas en las elecciones pasadas, recaigan sobre ellos, pues se sienten con el derecho a reclamar, en medio de su prepotencia, todos los favores de una sociedad pusilánime que siempre ha estado sometida por su propio silencio.
Sí: los vemos preparándose desde ya para abordar el escenario político de la región, confiados en que el pueblo, en su ceguera tradicional, termine entregándoles las riendas de Manizales y Caldas. Pobres. Lo que no saben es que la taza de la que ellos han abusado sin conmiseración, está a punto de rebozarse. Que ese pueblo supuestamente estúpido, ya se dio cuenta de que los últimos treinta años los hemos perdido, esperando acciones concretas de los entes gremiales de los que solo hemos obtenido desengaños y decepciones. 
Aunque, en el fondo, sería interesante verlos en la arena política y poder presentar ante la sociedad los argumentos que sustentan la lucha que hemos sostenido contra estos individuos. Demostrar, con nombre y apellido, cómo han utilizado, para su propio beneficio, instituciones como la Cámara de Comercio de Manizales, el Comité Intergremial, Camacol, Andi, Chec, ILC, Fenalco, Acopi, Corporación Cívica de Caldas, Corporación Aeropuerto de Palestina, y otras tantas entidades donde han tenido poder, representación y participación. O demostrar su ineptitud para defender los grandes proyectos de Caldas ante el Gobierno Nacional, a pesar de vivir ufanándose de ellos y de utilizarlos como fuentes de poder y figuración.
Repito: sería interesante verlos en la arena política. Tal vez esto nos permita dejar al descubierto esa realidad caldense que han logrado mantener oculta, y de la cual son responsables en altísimo grado. Tal vez podamos entonces destapar cómo durante años se han escudado en la corrupción de los políticos para brillar ante la sociedad, pero ocultando su propia participación en actos seguramente más aberrantes. Tal vez nos motive a saltar desde esta tribuna a la arena política para enfrentarlos en franca lid con los argumentos que nadie se atreve a esgrimir, bien sea por desconocimiento, por reverencia, por cobardía o porque simplemente se saben cómplices de sus fechorías.
Ya empezó el sonajero político regional. Y ni Caldas ni Manizales pueden permitirse caer en las manos de quienes, cuando tuvieron el poder nacional, solo nos tiraron migajas y nos despreciaron sin consideración; o de quienes han demostrado su ineptitud total durante el paso por entidades estatales. Y menos hoy que esperamos las acciones concretas de un nuevo gobierno que entra sin prevenciones con la región, y al que hay que demostrarle que tenemos verdaderos líderes dispuestos a trabajar en bien de ella y a desarrollar ,¡por fin!, esos grandes proyectos que han permanecido en una catalepsia durante lustros.