Hay un oscuro concejal de Manizales que quiere intimidarme. Es un individuo rodeado de sombras, tinieblas y vaho pestilente; un edil cuya prepotencia es directamente proporcional a sus actos bochornosos y subterráneos; un funcionario que está acostumbrado a atemorizar, amenazar y condicionar sus actuaciones para obtener respuestas a su favor; un ejemplar de la peor ralea política, que es mucho decir en un país donde la política está llena de podredumbre.
Fue uno de los actores más airados con mis denuncias sobre la corrupción que se vivió durante la formulación, proceso y aprobación del nuevo POT de Manizales, pues gracias a ellas quedaron truncos algunos negocios de quienes pretendían condicionar la aprobación de ciertos artículos a cambio de dádivas económicas. Su desconocimiento de los procedimientos legales quedó también en evidencia en varias sesiones donde se atrevió a cuestionar la intervención del Tribunal Administrativo de Caldas, órgano que se encargó de estudiar y finalmente avalar la viabilidad de dicho POT; y en sus intervenciones donde alegaba, enfurecido, que el Consejo Consultivo de Ordenamiento no era necesario en el trámite del POT y que por eso habían prescindido de su participación.
Hoy que el Tribunal Administrativo ha fallado a favor de la validez del POT, está soberbio profiriendo ofensas, diatribas, vituperios, denuestos y adjetivos desobligantes en mi contra, como si acudir a los órganos de justicia en un Estado de Derecho fuera un despropósito. Y me está tratando de constreñir poniendo un manto de duda sobre mi proceder, invirtiendo las cargas presentadas en el proceso y que fueron ventiladas públicamente en este espacio. Es decir, pasó el suscrito de ser un acusador y víctima, a acusado y victimario; de ser un denunciante de oscuros comportamientos en el procedimiento de algunos concejales de Manizales, a condenado y ejecutado públicamente con mentiras, injurias, calumnias y acusaciones ridículas sin fundamento.
Algunos de sus colegas concejales; miembros de la administración municipal; inversionistas y constructores caldenses; representantes de las entidades gremiales; periodistas y comunicadores; y ciudadanos del común, me han reconocido, en privado, que fueron testigos o víctimas de la corrupción que se sufrió durante el proceso del POT. Pero cada uno, dentro de sus miedos, me ha pedido silencio pues le temen a su carácter violento que trata de cubrir con una falsa sonrisa, y a sus actuaciones peligrosas que trata de ocultar con una doble faz y un cinismo que asombra. En respeto a la confianza en mí depositada me reservo sus nombres, como también, en aras de no darle protagonismo a un ser perverso y maléfico, me abstengo de nombrarlo en mi columna.
Solo quiero advertirle que será él quien se encargue de quedar en evidencia cuando reaccione a mis comentarios, pues sabe también él de la forma como procedió conmigo y de la bajeza y corrupción en sus actuaciones. Será él mismo quien termine autoincriminándose, y será él mismo quien desate una bola de nieve que lo aplaste.
A ese Concejal le tengo que decir además que comete un grave error al dedicar el tiempo de las sesiones del Concejo, pagadas por los ciudadanos, en denigrarme, atacarme y amenazarme. No debería desgastar más la Corporación que ha venido degradando, pues de mí solo va a encontrar acciones legales porque creo en la justicia, así no comparta sus decisiones; respeto los fallos judiciales, así no esté de acuerdo con sus fundamentos; y acato a los Tribunales, así sus sentencias no vayan de acuerdo con mis pretensiones. Y comete un grave error, porque no logrará atemorizarme, ni logrará causar el efecto mediático que persigue de ver su nombre en este espacio. ¡Sencillamente creo que no se lo merece! Porque los delincuentes se atienden es en los juzgados y tribunales, o mediante las denuncias públicas que él nunca ha podido desvirtuar a pesar de mis reiterados retos.
Espero, por último, que las amenazas que me han llegado supuestamente a su nombre, no se materialicen demasiado pronto, para poder vencerlo en la arena política en unos próximos comicios. Por el momento, me declaro víctima, perseguido y amenazado, mas no temeroso ni amilanado.
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