Desde esta tribuna se ha ventilado la inutilidad de los gremios de Caldas. Hemos dicho que su existencia obedece a un ánimo de lucro y de figuración mediática que nada bueno le trae a la sociedad. Pues bien, hoy vemos con estupor cómo retroceden. Porque si antes por lo menos defendían sus derechos y hacían valer los espacios ganados ante los entes gubernamentales, hoy los entregan con una misteriosa docilidad que deja mucho qué pensar.
Miremos: los gremios caldenses tienen el derecho a delegar a un representante en la junta directiva de Inficaldas. El 20 de enero de 2016 el gerente, Marcelo Mejía Giraldo, le envió al Comité Intergremial de Caldas la solicitud de una terna para la elección de su representante ante la junta directiva. El 7 de junio de 2016 (más de cuatro meses después), el citado Comité se dignó enviar como único candidato a José Elver Quinchía Rivera, presidente de la junta directiva de Fenalco, lo cual fue rechazado por el gobernador encargado, Ricardo Gómez, el 13 de octubre de 2016 (después de otros cuatro meses), aduciendo que requería de una propuesta de tres candidatos. El 16 de noviembre de 2016, el Comité envió la terna integrada por: el citado doctor Quinchía, el doctor Juan Camilo Posada Durango y la doctora Paula Marcela Arias Pulgarín. Y el 15 de diciembre de 2016 el gobernador (e) selecciona a la doctora Arias (exdirectora de Colciencias) como la representante de los gremios ante Inficaldas.
¡Qué agilidad por Dios! Casi un año para renovar el delegado de los gremios ante una entidad que maneja multimillonarios recursos públicos. ¡Es el colmo! Pero si esto es censurable, recriminable y reprochable, lo es más la presumible presión del gobernador (e) para que la delegación recayera en su designada, con quien ha tenido vínculos y contratos desde su paso por Colciencias. Y, peor aún, que los gremios caldenses le cedan su espacio al gobernador, perdiendo así la representación autónoma y el sentido de que sean los empresarios privados veedores, colaboradores y partícipes del desarrollo regional. Los gremios aducen para su demora “La dificultad para conseguir conformar la terna y el poder encontrar los candidatos idóneos a esta labor…”. ¿No hay entonces en Caldas personas idóneas para conformar una terna que los represente ante una entidad del propio Departamento? ¿Ese es nuestro liderazgo, capacidad y suficiencia? Para los entes gremiales de Caldas, ¿no hay reconocimiento de nuestros valores humanos, como sí lo hay en los círculos nacionales e internacionales? ¿Se seguirán castrando desde los propios gremios las posibilidades de renovación generacional? 
Pero dicen además los gremios: “La doctora Paula Marcela Arias no hace parte de ninguna entidad gremial…”, y que “manifestó su interés en ser parte de esta terna y ante la dificultad de encontrar los candidatos idóneos, aceptamos este ofrecimiento, teniendo en cuenta su hoja de vida”. ¡Qué tristeza! No hay candidatos idóneos en la región para representar a los gremios ante Inficaldas pero, coincidencialmente, se ofrece alguien cuyos vínculos con Caldas son casi nulos, pero sus nexos contractuales con el gobernador encargado son manifiestos y comprobables, y entonces es esa persona la única idónea, capaz, representativa y eficiente. Pasamos de la mediocridad gremial a un presumible tráfico de influencias con el que cohonesta sin ninguna vergüenza el Comité Intergremial de Caldas, que le cede sus derechos al gobernador y le arrebata a la sociedad su participación con independencia en las entidades que manejan nuestros recursos. ¿A cambio de qué? ¿O es solo mediocridad?
Y queda un tema por profundizar: el reemplazo del gerente de Inficaldas, Marcelo Mejía Giraldo, en el preciso momento en el que mostraba las mejores cifras, las mejores ejecutorias y los mejores resultados. ¿Tiene esto alguna lógica? ¿Habrá intereses oscuros?