Empresarios, constructores, industriales, comerciantes e inversionistas en general vienen manifestando su preocupación por la inestabilidad jurídica que quedó plasmada en las irresponsables decisiones que adoptó el Concejo de Manizales con la aprobación del nuevo POT. Que algunos ediles prefirieran volver la proyección de la ciudad en un negocio particular, o convertir al Concejo en un escenario de rencillas, venganzas, resentimientos y atropellos es tal vez lo más grave que le ha pasado a la ciudad. Y que lo hagan ante la mirada silenciosa, cómplice o temerosa de gremios, políticos y dirigentes cívicos es la demostración de una pérdida de valores que está acabando con todas nuestras expectativas.
Que hubo intereses oscuros, velados y desastrosos no solo quedó evidenciado en la inclusión y exclusión infundada de las zonas de expansión de Manizales, sino en un acto más puntual que a última hora se inventaron algunos concejales para determinar que la escombrera La Enea-La Nubia no fuera considerada como tal en el nuevo POT. Baste advertir cómo dentro de las justificaciones del contrato 1705310392 (mayo 31/17), suscrito entre la Administración Municipal y la sociedad Escombreras y Canteras SAS ESP, para atender entre otras cosas la emergencia invernal, se consideró: “19) Que teniendo en cuenta las circunstancias descritas, se consultó con la Secretaría de Planeación Municipal y Medio Ambiente, qué lugares en Manizales cumplían con la reglamentación y los permisos de operación pertinentes para la disposición final de residuos sólidos, resultado de esta consulta se tiene que el único lugar en funcionamiento en el área urbana de la ciudad de Manizales es el área situada en el sector Finca La Granja (Enea)…”. 
Adicionalmente, el secretario de Obras Públicas de Manizales en respuesta a un derecho de petición el 14 de enero de 2016, por medio del cual pretendían que las operaciones de dicha escombrera se terminaran de inmediato, responde: “2) No se atiende dicha pretensión de terminación de operaciones de la escombrera, toda vez que como se ha indicado y demostrado dicha escombrera cumple con todos los requerimientos técnicos, jurídicos y ambientales para operar, por lo cual no habría justificación para ello… 3) La ubicación de la escombrera en dicho sitio está acorde a la normatividad y no está vulnerando ningún derecho humano, ni derecho a acceso a ambiente sano. De igual manera tampoco se está transgrediendo ni la moralidad administrativa ni los derechos civiles y políticos”.
¿Qué pasó entonces? ¿Cuáles fueron las causas para que, a última hora y sin fundamentos legales, el Concejo decidiera excluir precisamente esta escombrera del POT, aún sabiendo que está en marcha el contrato mencionado, y que es el “único lugar” en el área urbana de Manizales que cumple “con la reglamentación y los permisos de operación pertinentes para la disposición final de residuos sólidos”? ¿Qué puede motivar a esos concejales a violar los derechos de una empresa que está ejerciendo sus operaciones dentro de la ley? ¿Estarán dispuestos a responder civil, administrativa o penalmente los concejales que aprobaron el POT, cuando la justicia actúe?
Finalmente, lamento mucho contradecir al señor alcalde en sus apreciaciones sobre la honorabilidad de “todos” los concejales, y sobre la responsabilidad con la que actuó esa corporación en el trámite, discusión y aprobación del nuevo POT. Mi apreciación es totalmente diferente: mi apreciación, fundada en argumentos documentales y personales, es que en este episodio prevalecieron la irresponsabilidad, avidez y voracidad. Mi apreciación es que pasó a un segundo plano el interés general y primaron los particulares de quienes fungieron como adalides públicos de la transformación de la ciudad, pero en el fondo portaban intereses inconfesables que muy seguramente lograron convertir en sus propias realidades. Mi apreciación es que la pérdida de valores cundió, y que seguirá apoderándose de nuestra sociedad si permanecemos callados y resignados. Mi apreciación es que, en medio de unos pocos ganadores, la gran perdedora fue Manizales y sus esperanzas.