Es por lo menos paradójico que mientras el presidente Duque niega a través de su “delegado” al Centro de Memoria Histórica el conflicto armado colombiano, y no haciéndose presente a la inauguración de las sesiones de la Comisión de la Verdad, liderada por el jesuita Francisco de Roux, en la carrera octava, frente al Palacio de Gobierno en el claustro de San Agustín, tan solo pasando la calle, esté la prueba fehaciente gráfica y dolorosa de este conflicto.
El Testigo evidencia el por qué, el cómo y bajo qué estrategias se ha esquilmado a los campesinos de sus tierras provocando una de las diásporas más aterradoras del siglo XX. Las guerras de este país han estado motivadas, sin lugar a dudas, en la lucha por la tierra y en el afán de dominio de unos pocos de extensos territorios del agro colombiano.
Y es paradójico también que mientras el presidente Duque “le hace pistola” a los acuerdos de La Habana, objetando la Ley estatutaria que reglamenta la Justicia Especial para la Paz, a cuadra y media, del Palacio de Nariño o de Gobierno, por la carrera Séptima, esté erguida, en silencio, la obra de arte realizada con las 37 toneladas de acero que dio como resultado la fundición de las armas entregadas voluntariamente por las Farc.
Fragmentos es un espacio destinado a aceptar, mediante una descarnada e impoluta reflexión, cómo y por cuáles razones llevamos tanto tiempo masacrándonos los colombianos.
Es denigrante que Migrantes, sea el término utilizado, por algunos “politólogos” cómplices de la guerra, para justificar, negando, por qué las ciudades están llenas de campesinos desarraigados de sus tierras, desconociendo que la mayoría son víctimas de la violencia derivada de las “políticas agrarias”, y animada por los cantos de sirena que transmite a colores la televisión que llega a lo más recóndito de los parajes colombianos, y también que huyen de las masacres, el hostigamiento, y la represión, y que por supuesto el instinto de conservación los ha obligado a salvar el pellejo a lo que dé lugar.
Negar las cosas es otra de las tretas del inconsciente humano, para hacernos creer que lo que nos pasó o nos está pasando en realidad no existe; de la misma manera el consciente hace malabares para tergiversar la realidad creando espejismos para escudar a su favor, el verdadero sentido de la historia.
Y así como el presidente Duque y sus consuetas doctrinarios niegan el conflicto colombiano, Nicolás Maduro, niega también, enfática y categóricamente el doloroso conflicto por el que está atravesando la hermana República de Venezuela.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015