Estamos en un año electoral. En marzo tendremos las de Congreso y dos meses después las presidenciales y, si bien a estas últimas se les da más importancia, las otras señalarán tendencias que inevitablemente trascienden en la conformación de alianzas pues ya está visto, los partidos o lo que quede de ellos estarán alineados en dos grandes grupos que si bien se avizoran, solo se concretarán con las parlamentarias que devienen así en una especie de primarias. Sin olvidar tampoco que se elige el poder legislativo, esto es, una de las ramas del poder de nuestra democracia, tal vez el suicidio en que incurrió el anterior Congreso entregando sus funciones al ejecutivo, nos haga mirarlo como inferior, pero desde luego, no se debe disminuir el valor que tiene hacer la ley en una democracia.
Los comentarios que luego vienen no tienen ninguna autoridad, no soy político, ni candidato, mucho menos aspirante, son ideas aireadas con los amigos del café. Me precio de haber tenido siempre ideas conservadoras y, desde luego, me sentí miembro del Partido Conservador cuando fungí como concejal de ese partido en mi pueblo natal, Supía, cuando aún estudiaba. Ahora me sigo sintiendo conservador aun cuando no miembro del partido, tal vez porque como decía Álvaro Gómez Hurtado en Colombia hay más conservatismo que partido conservador.
En Caldas más que polarización hay un caos, confusión o tal vez mejor, un rebrujo (la palabreja no está en el diccionario pero es utilizada para señalar mezcla de cosas sin orden o sentido). De cinco senadores que tuvimos cuando se instauró la circunscripción nacional la representación se puede ver disminuida a dos. El partido Conservador que por mucho tiempo tuvo dos senadores no presenta candidato, el doctor Ómar Yepes, otrora jefe con fuerza suficiente para ser senador, se retiró. Lo mismo el doctor Luis Emilio Sierra, jefe en Caldas del partido Salvación Nacional que luego de la desaparición del inolvidable jefe Álvaro Gómez Hurtado, para efectos electorales se inscribía como conservador, también se retira y ambos apoyan candidatos de otros departamentos y también candidatos a la presidencia de otros partidos.
Lizcano hijo, quien había abandonado el partido conservador para irse a la U, ahora se refugia en Cambio Radical, radical cambio, pero nos deja a su padre en la U como candidato a la Cámara. El partido Liberal también llegó a tener dos senadores y ahora aspira a recuperar una curul con Mario Castaño y, aunque se muestra fuerte en Caldas tendrá que rascar votos en otros departamentos para asegurar curul. Igual condición muestra Hernán Penagos con la U, fuerte en Caldas pero requiere los votos de otros departamentos y, en el Centro Democrático con lista abierta será difícil que Carlos Felipe Mejía mantenga su curul sin el arrastre del expresidente Uribe.
De las presidenciales hay más silencios que afirmaciones. Antes los partidos en convención elegían sus candidatos con tiempo para la campaña, ahora priman intereses individuales. Cómo así que la U, el partido con más congresistas no tiene candidato. El partido Conservador dejó ir a Marta Lucía Ramírez y a Alejandro Ordóñez y quienes quedan van ofreciendo apoyos a nombre del partido cuando les induce el interés personal. El partido Liberal tiene candidato único, para lograrlo sin embargo expulsó o aisló a miembros importantes y luego fue a una consulta, mediante la cual, con una escasa votación eligió a Humberto de la Calle Lombana, a quien le entregan un partido dividido. No tenían mejor candidato que el elegido, pero merecía un procedimiento mejor que le entregara un apoyo unánime y le permitiera encabezar una gran coalición en torno al proceso de paz con las Farc, estandarte que tiene muchos seguidores, tantos como el No, es cierto, pero muchos; el resultado es un buen candidato con un débil apoyo para la primera vuelta.
German Vargas Lleras, mientras tanto, va a la caza de todos aquellos que quedan sueltos como los muy notorios de Mauricio Lizcano, Luis Emilio Sierra y David Barguill; sin dejar de mencionar la pantomima de renunciar a Cambio Radical, para ir por libre o por firmas y lograr que se le puedan adherir miembros de otros partidos, para luego, mientras presenta un programa bien elaborado recibir el apoyo de Cambio Radical. En el Centro Democrático, no obstante la coherencia y el férreo e indiscutido liderazgo de Álvaro Uribe Vélez, es palmar el desinterés que por la campaña del candidato Iván Duque muestran quienes por diferentes motivos no alcanzaron la representación del partido, es el caso de Óscar Iván Zuluaga, Luis Alfredo Ramos y el precandidato Rafael Nieto Loaiza. Los debates internos como las consultas, dejan más heridas que apoyos y el fuerte de este partido es la cohesión. Es de esperar que la llamada alianza de los del No que van a consulta, después de la votación, mantenga el apoyo de quienes la pierdan.
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