En primer lugar el de James Rodríguez y el Real Madrid equipo de fútbol al que aún pertenece el colombiano que juega cedido a préstamo con el Bayer de Múnich que, a mi juicio no existe, pero que los periodistas dan por cierto y ahora avivan con ocasión del partido entre los dos equipos mencionados, al punto que muchos no hablan del verdadero enfrentamiento entre los dos conjuntos, sino de James contra el Real y su entrenador, a quien ahora adjudican el perjuicio causado por no utilizarlo.
Todo este barullo no es más que la interpretación inadecuada de los hechos. El jugador llegó al Real Madrid precedido de sus ejecutorias en la Copa Mundo de Brasil en la que fue el goleador y, Marco Ancelotti técnico del Real le dio la titularidad y le ubicó como volante de armado. James redondeó una buena temporada con asistencias y goles y el apoyo del técnico, y público, sin embargo Ancelotti fue sustituido y todo cambió.
Benítez, el nuevo entrenador, le pidió que acortara las vacaciones y se incorporara al plantel y James desoyó la solicitud. Cuando se presentó, el técnico dispuso que iniciara el plan de trabajo para ponerse al día. Ese fue el inicio de una mala relación que no le permitió mostrar su valía. A Benítez no le acompañaron los resultados y fue sustituido por Zidane, con quien los colombianos han armado pleito por no alinear a James. La razón del desencuentro es sencilla, con la llegada de Gareth Bale, el técnico armó con él, Benzema y Cristiano Ronaldo una magnífica delantera que apodaron la BBC, el Madrid jugaba entonces con tres delanteros y tres volantes y estos eran Casemiro, Kros y Modric titulares los tres, a James le daban minutos, pero no tantos. Fue al Bayer de Múnich y allí juega, es querido y está feliz, pero no hay conflicto, no tenía espacio y ahora lo tiene.
Jugó los dos partidos de la semifinal de la Champion, hizo gol y ahora se le trata de traidor por pedir perdón al público del Madrid. Cerramos una e iniciamos otra.
Advertimos que las Farc debían abandonar el narcotráfico y entregar los laboratorios y las rutas pues temíamos perpetuaran el negocio con los llamados disidentes. La detención de Jesús Santrich pone en evidencia que las Farc siguen delinquiendo, su decisión de no recibir alimentos no es la conducta de quien está libre de culpa, sino del que quiere ponerse por encima de la ley y la justicia. Mientras, paisa desaparece y Márquez renuncia a su curul porque no quiere que allí se le trate de narcotraficante, bien es sabido que aquellos insultos que se refieren a la persona misma o a su dignidad duelen más cuando son ciertos.
El delito cometido por Santrich después de la firma del acuerdo lo somete a la justicia ordinaria y por lo mismo debe ser extraditado, sin embargo ya se conocen estrategias, se oyen voces que a gritos piden que se debe evitar o aplazar la extradición para preservar la paz. Con ese cuento que por la paz debemos sacrificarlo todo, les dimos todo lo que los guerrilleros pedían, mencionemos por encima: sin contar la verdad ni reparar las víctimas logran una justicia propia con el propósito deliberado de que los delincuentes que se sometan a ella, aún los de lesa humanidad, no paguen pena de cárcel. Se pretende que por la paz ignoremos el incumplimiento de lo pactado, porque no se trata de un narcotraficante cualquiera, sino que, de nuevo, está en juego la paz, no sé a cuál se refiere, porque paz, lo que se dice paz no tenemos. Por Dios no nos bajemos los pantalones de nuevo, ya sabemos lo que nos puede pasar.
Para enfrentamientos los del debate presidencial, nos muestra a un Petro populista, chavista con evidente apoyo popular; a Vargas ejecutivo con apoyo de una amplia gama de políticos; a Fajardo profesoral que, en su afán de tomarse el centro no se compromete, curiosamente armó coalición con candidatos que sí tienen marcadas tendencias de izquierda y cuyos seguidores se han ido descolgando al petrismo; a De la Calle doctoral, un buen candidato, mal aprovechado por los gestores del acuerdo con las Farc, mediante una consulta interna con escasa participación fue elegido candidato de su partido liberal que no le ha acompañado y a Duque, joven bien preparado que, entre muchos buenos proyectos de su ambicioso programa propone revisar el acuerdo de paz (nada de hacerlo trizas). Puesto que en mis escritos me opuse a los privilegios pactados y voté No en el plebiscito, con gusto votaré por Iván Duque.
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