Es bastante difícil para un escribidor como el que garrapatea estas columnas sentarse cada semana a tratar de adaptarse a los temas que nos proporcionan la cantidad de noticias que permanentemente tenemos que moler, sin caer en las repeticiones a las que nos obligan las circunstancias, que si bien es cierto nos abren un panorama noticioso, por el otro lado es complicado apartarse del camino en el que nos encierran.
Las malas noticias son producidas a manos llenas por los distintos grupos de facinerosos que nos azotan. La semana pasada traté de meter algo de optimismo en la columna, porque se nos vino la impresión de que los sediciosos del Eln por fin iban a entrar en razón, y las conversaciones con los representantes del Gobierno nacional, apoyadas por países amigos, iban a resultar en soluciones que al menos nos dieran cierta esperanza, como la que nos están dando los bandoleros de las Farc, quienes a pesar de la desconfianza que producen, al menos han suspendido parcialmente los cruentos ataques, y varias zonas del país han recobrado algo de tranquilidad, en una especie de calma chicha, pero lamentablemente con amenazas por todas partes.
Reconocí que durante la Navidad tuvimos un leve espacio de tranquilidad, que no pasó de unos pocos días antes de que se volviera a armar el conflicto y quedáramos otra vez como cucaracha en bisagra.
La solución para todo lo que nos está pasando es casi imposible de encontrar, sin embargo debemos tener algo de memoria y acordarnos que cuando Uribe asumió la Presidencia, con las solas medidas de mano fuerte contra los bandidos y el lanzamiento de las tropas al combate, en menos de cuatro años, si bien no teníamos una paz completa, pudimos regresar a los campos y tener un alivio ante el enemigo que en ese momento parecía derrotado, y que así hubiera podido ser si hubiéramos seguido con la misma estrategia. Pero hemos regresado a otra decepción, que ojalá no pase de allí, y nuevamente nos rodea el pesimismo que ya se ha vuelto crónico.
El futuro electoral se presenta bien difícil, y Santos y su gente tendrán que amarrarse muy fuerte los machos o volveremos a caer en manos de los guerrilleros, que insisten con estrategias para no dejar perder el poder que con tanta astucia han conseguido ante la debilidad del Gobierno. No podemos acabar con la esperanza que tanto nos recordó el papa Francisco y debemos ser fieles a sus sabios consejos.
P.D.: Si algún Dios creara un hombre como el que se imaginan los magistrados y profesores de filosofía, pasaría su primer día en el manicomio.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015