Durante los últimos días hemos tenido que soportar una gran cantidad de problemas, muchos de los cuales nos han puesto los pelos de punta, cuando no es que nos sacan de quicio por motivos inquietantes que terminan por dañarnos el poquito buen genio que todavía conservamos.
Comencemos por señalar la protesta, salida de tono, promovida por periodistas que cobijados por el espíritu de solidaridad, convencidos que son los dueños de la verdad revelada, se creen con el derecho de acabar con la fama de ciudadanos que por educación, o por falta de poder o simplemente por temor, no tienen las agallas suficientes para rebatir sus embates.
El último caso fue el ocurrido entre el expresidente Álvaro Uribe y el cómico burlesco y deslenguado Daniel Samper. Después de soltar el chistoso periodista una de las sartas de ofensas con que nos tiene acostumbrados contra sus contendores políticos que no comulgan con las "sanas políticas" de su padre y su tío, apela a la manida libertad de prensa para contraatacar ladinamente, y apela a otros farsantes que no guardan agua en la boca para lanzar toda clase de improperios contra uno de los mejores presidentes que ha tenido este país. Esto último lo demuestran ampliamente las encuestas de opinión en los medios serios.
Que Samper tenga metido entre sus calzoncillos una buena dosis de humor, soy el primero en admitirlo, pero el contrapeso que le produce su forma de guarecerse en segundones, y de jugar con la honra de todo el mundo le quitan todo el mérito.
Mi admiración por el Dr Uribe no me impide que, en este caso particular, haga público mi rechazo por la sindicación de violador de niños con que tildó a Samper, porque creo que ya está bueno de tantos insultos, y seguiré siendo a pesar de mi larga edad, o tal vez a causa de ella, un crítico persistente de las ofensas de lado y lado.
Muy resumidamente debo expresar el rechazo al presidente de USA, el pelirrojo Trump. Mantenemos un temor grande por sus reacciones violentas, revueltas con el poder que implica ser presidente de la primera potencia del mundo, y no creímos que se fuera a convertir en un desafío constante para el mundo entero. Todo indica que ni siquiera los mismos gringos van a ser capaces de quitárselo de encima, y cuando vengan los enfrentamientos con loquitos como el líder de Corea del Norte o los estados islámicos es muy posible que nos veamos en problemas delicados que nos pueden llevar a una guerra nuclear.
No me voy a alargar con Maduro, porque veo difícil encontrar una solución al teorema del milímetro de segundo. Como ejemplo me pregunto, quién le dejará de comprar gasolina a Citgo, una empresa es propiedad de Venezuela, pero que vende en gran volumen en territorio americano, a sabiendas de que no solo el precio del combustible afectaría su canasta familiar, a lo cual son muy sensibles los gringos, sino que golpearía en punto mayor la maltrecha economía venezolana, que ya está en la olla. ¿Quién le pondrá el cascabel al gato?
¿Y, cómo vamos a enfrentar tantos problemas?
P.D.; A ningún animal se le debe permitir que se suba a un mueble del comedor, a menos de que estemos totalmente seguros de que podrá mantener una conversación.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015