Los hechos sucedidos después de la Semana Santa tienen un sello de peligro que nos hacen en la volubilidad a que estamos sometidos en el diario vivir, porque la mayoría traen consigo riesgos de marca mayor y ponen al mundo al borde de una situación muy delicada, por donde quiera que se le mire .
En Colombia el aterrador derrumbe de tierra acontecido en Mocoa y cuyos pormenores no han sido todavía evaluados en su integridad, tanto por las desgracias personales como por los daños materiales incalculables que arrasaron con toda una ciudad, como un castigo de la naturaleza ante el abandono en que la tenemos.
Desde los desastres de Armero y Armenia, no presenciábamos una tragedia natural tan espantosa como la de esta semana en pleno corazón de Manizales, cuando nuevamente sufrimos el cruel embate de las aguas que arrasaron con varios barrios de nuestras laderas, dejando varios muertos y gran cantidad de ruinas, ante la incapacidad de detener esta otra tragedia.
Lo más lamentable es que no tenemos en nuestra ciudad, ni en ninguna otra de Colombia, algo que nos permita evitar que hechos como este nos sucedan, y lo único que podemos hacer es ver con los brazos cruzados a las víctimas que entran a engrosar los corredores de desolación de las ciudades.
Hay que reconocer que en estos dos últimos hechos hubo una solidaridad rápida y eficiente de las autoridades y la ciudadanía, y las ayudas llegaron en forma más ordenada que otras veces. No es fácil enfrentar estos desastres, pero se debe tratar por todos los medios de prevenirlos, sobre todo cuando es la mano del hombre la que más ha influido para provocar el daño.
Estoy escribiendo el jueves en la noche, y es claro que la situación de Venezuela es cada día más grave y la solución huele intensamente a sangre. Todo se ve muy oscuro, y los dictadorzuelos tiranos no se van a dejar sacar por las buenas ni por las malas. El mundo democrático que rodea a ese dolorido país no parece con las agallas necesarias para enfrentarlos y, por el contrario, mientras todo se va en conferencias y declaraciones, la oposición lo único que puede hacer es salir a las calles a ponerles el pecho a las balas de los tiranos. Colombia va a ser el primero en sufrir las consecuencias. Otro hecho de palabras mayores cuyas consecuencias nos pueden afectar seriamente.
Y sigue el terrorismo en el mundo. Acabamos de enterarnos del último ataque terrorista en las calles de París, a solo tres días de sus elecciones presidenciales. Esto del terrorismo no deja títere con cabeza, y si hay alguien de quien hablar con palabras mayores, es de estos asesinos que son de la peor ralea dentro del Infierno de Dante.
Oscuro el panorama por todas partes. Vamos a necesitar mucho coraje para enfrentar tanta desgracia.
P.D. A las mujeres les gustan los hombres mediocres, y los hombres están esforzándose por ser lo más mediocres que pueden.
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