El mundo sigue dando vueltas como falda de loca y parece que nadie sabe a ciencia cierta qué hacer para controlar el desconcierto que nos envuelve ante la incertidumbre que nos va dejando más impotentes para enfrentar la locura, que aunque no es nueva, tendremos que cambiar radicalmente, para liberarnos de la amenaza, o sufrir consecuencias cuyos males no tienen reversa.
Cuando hablamos de nuestra región, se incluye todo el continente americano, porque hasta hace poco cuando se presentaba una situación de dementes excluíamos al coloso del norte, pues sus acciones no alcanzaban a enredarlo en las tantas barbaridades que usualmente cometemos los miembros de las "banana republics", pero la llegada de Trump, elegido como presidente de los Estados Unidos contra todos los pronósticos, nos comenzó a dar a los habitantes de este planeta una vuelta de 180 grados, revolcando el ya de por sí complicado mundo. Su actitud contra los latinos con la decisión de construir un muro de la infamia, dejará frustración para miles de personas que no podrán salir del doloroso camino de necesidades por el que deambulan.
Y ahora estamos sufriendo en sangre propia las locuras de un dictadorcillo desaforado, quien en forma increíble se ha adueñado de Venezuela, cuya suerte, como decía Alejandro Magno, ya está echada y, aprovechándose de la forma autoritaria como ha sido dirigido este país durante varios lustros, se colgó de la cola del dictador mayor, coronel Hugo Chávez, sumando más de 20 años de tiranía y bellaquerías que ahora ha desembocado en ataques crueles contra la población civil, y cuya salida del poder estamos muy escépticos de que suceda rápidamente. Al analizar las estrategias que han venido poniendo en práctica los países más afectados, sin ser experto en estrategias militares, vemos que a estos individuos no hay otra forma de enfrentarlos si no es utilizando la fuerza, en forma drástica, pero respetando los derechos humanos, actuando con mano fuerte, sin miedo a las reacciones de los vivancos.
Larga es la lista de los países que estamos al borde del precipicio, y si no nos amarramos los machos vamos a terminar muy emproblemados.
Los mejores ejemplos de esta dolorosa situación, desafortunadamente, los tenemos en nuestra patria, donde, por dar tantas ventajas a los criminales hoy en día nos encontramos en la encrucijada de no ser capaces de enfrentar al Eln, ni a las bacrim, y ni siquiera a los criminales callejeros, porque no tenemos armas con qué enfrentarlos. Sin embargo, nuestra indefensión no nos puede hacer caer en la amarga situación de los vecinos.
P.D.: Seis meses de paz cuestan hoy lo que antes costaba una buena guerra.
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