Definitivamente, y esto pasa en todo el mundo, la política es un galimatías muy difícil de entender. Se necesita habervivido en los berenjenales que ella trae,para llegar a algún punto donde se pueda pensar con cabeza fría sobre los resultados de unas elecciones.
Acá la polarización entre Uribe-Santos, empezó a pocos minutos de posesionado el segundo, pues en plena Plaza de Bolívar, en Bogotá, en el momento en que tomaba el juramento, se inició un enfrentamiento entre quienes eran como uña y mugre, y ya lleva más de ocho años, sin que ninguno de los dos dé un minuto de tregua.
En estas cosas de la política nada está escrito en mármol, como lo juró Santos hablando de no subir impuestos, y a pocos días de unas elecciones presidenciales tan importantes, como pocas veces se habían visto en nuestra historia, siguen apareciendo noticias que enredan el cotarro por todos los lados.
Nos tiene bastante nerviosos la actitud antipatriota y beligerante de los malhechores del repudiable ELN, a quienes les interesa un bledo dejar que Colombia recobre un paz sólida, porque su verdadero negocio es explotar los campos con la siembra de coca y marihuana, que dan unos rendimientos económicos contra los cuales no existe barrera alguna que los detenga.
Y ahora se nos viene encima, para mal de todos los males, el presidente del más poderoso país del mundo, el señor Trump, quien padece de una xenofobia en último grado de peligrosidad, que lo ha llevado a regar por los Estados Unidos un sentimiento de animadversión contra todo lo foráneo, y le ha dado por proponer cosas que hasta hace poco parecían imposibles contra los migrantes, creando un estado de pánico, en que los pobres de todas partes van a ser los que más perderán.
Por supuesto, con tantos vasos comunicantes, lo que suceda en cualquier parte se refleja de inmediato en el resto del mundo, por lo que las elecciones presidenciales en nuestro país, estigmatizado por su violencia, sus secuestros y su producción de drogas, va a estar en el ojo del huracán.
A escasos dos meses de ir a las urnas, las encuestas nos están dando dos respuestas claras: La primera, un resultado favorable a un candidato que ha demostrado por su calidad y la de su equipo, que están preparados para enfrentar los problemas que tenemos. La segunda, no tan clara, quien le sigue en preferencias es alguien que probó su incapacidad para manejar a Bogotá, dejándola hecha un estiercolero y aumentando la pobreza a límites inconcebibles, además de muchos otros males.
Los otros candidatos, hasta hoy, van empujando el burrito, pero las sorpresas pueden aparecer y hay que tener mucho cuidado al final de la carrera.
Delicada la situación, esperemos que Santos vaya en paz a gozar de su Nobel.
P.D. Bueno para estos días. Cualquier esfuerzo para coger un objeto en caída libre, provoca más destrucción que si lo dejamos caer libremente.
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