Quiero comenzar esta columna rindiendo un tributo de admiración al maestro Efraim Osorio López con motivo de la publicación de su genial libro Viejos, añosos y añejos, en el cual expone un gran tesoro de dichos y refranes que nos estremecen no solo en sus 1.116 páginas con las maravillosas ocurrencias que brotan de su desbordada inteligencia, sino con los cientos de líneas instructivas que van dando una enorme lección de conocimiento de la lengua Castellana, reunida con todos los modismos imaginables dentro de una gigantesca creación innovadora.
Cada palabra, cada frase, cada párrafo, encierra una lección de sabiduría que refleja el conocimiento profundo que ha adquirido el gran maestro durante su existencia, y que nos invita a los casi analfabetas que algo hemos aprendido de sus enseñanzas a entregarnos a seguir sus huellas escolásticas y, algún día, hacer méritos para entrar al círculo de sus amistades, donde el conocimiento del idioma es el pan de cada día.
Felicitaciones a don Efraim, quien con la sencillez que irradia su experiencia ha formado una escuela que, por intermedio de su majestuoso libro ha vuelto a poner a Caldas a la cabeza de la cuna de los grandes intelectuales de la lengua nativa.
Ojalá tuviera la buena suerte de estrechar mi amistad con el grupo de amigos con quienes pasan ratos tan agradables para hacer verdad algunos de los dichos que figuran en su prolífica obra.
Enhorabuena maestro, y recordemos uno de los aforismos más conocidos del genial Óscar Wilde: “Al amor lo alimenta la imaginación que nos hace más sabios de lo que sabemos, mejores de lo que nos sentimos, más nobles de lo que somos y eso, nos hace ver la vida más allá de nosotros mismos.”
Comentario: Hemos recibido una noticia que no dejó a nadie sin verter una lágrima del más profundo sentimiento, y fue el rescate casi milagroso del niñito Cristo, de manos de su desalmados captores. Es muy difícil entender cómo pueden suceder hechos de semejante crueldad, y aunque todavía las autoridades no han logrado encontrar a los responsables, deben seguir sin cesar en su búsqueda, porque no podemos permitir que un solo niño caiga en las garras de unas bestias salvajes.
P.D.: Una buena manera de medir el tamaño del favor que te van a pedir es calcularlo por la pausa que transcurre entre el momento en que te dicen "debo pedirte un favor" y el momento en que te dicen de qué se trata.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015