Aunque entramos en la época del presidente Duque con un respiro diferente al que nos tocó aguantar durante los ocho largos años de Santos, seguimos padeciendo por el comportamiento de políticos de carrera como Armando Benedetti quien deberá responder ante unas graves acusaciones de la Fiscalía en el escandaloso caso de las chuzadas que se ha ventilado en los últimos días.
Hemos notado la profunda diferencia que ha mostrado tanto en su semblante como en su comportamiento este personaje, tratando de tapar el sol con una mano, para librarse de los ataques de quienes no se aguantaron las ganas de acusarlo por su petulancia y su sistemática manera de considerarse el sultán de un emirato árabe. Las gentes cambian en todos los aspectos, pero aquellos que han gozado de las dulces mieles del poder son los que más terminan por creerse intocables, hasta que les llega la triste desolación por la ausencia de mando. Este es un castigo difícil de digerir y lo peor es que existe en abundancia, así no lo veamos en muchos de quienes les toca padecerlo.
Dentro de un corto año tendremos nuevas elecciones de gobernadores y alcaldes, y ya han comenzado a moverse los candidatos que con suficiente tiempo van preparando sus huestes y poniéndose en guardia para que no los vaya a dejar el tren de la victoria.
Han aparecido algunos buenos candidatos, gente joven, honesta y bien preparada a quienes se les puede venir encima una inmensa responsabilidad, porque esta vez los electores después de las muchas tragedias que nos ha tocado vivir, van a escudriñar más intensamente sus capacidades y trayectoria, pues hay una exigencia por personas con honestidad a toda prueba y con un patriotismo que sirva de ejemplo a las generaciones futuras.
Muy rápido pasa el tiempo, y más rápido nos tenemos que preparar para la marcha final. Por eso, los que todavía podemos caminar, aunque sea lentamente, debemos demostrar que aún tenemos el coraje de no dejarnos amedrentar de los enemigos que tanto nos han azotado, y que el recuerdo que les dejaremos irá cubierto por la bandera de la patria y el espíritu heroico que nos dejaron nuestros antepasados.
P.D.: Lo que se dice de un hombre no significa nada. Lo importante es quien lo dice.
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