Me parece que sigue teniendo vigencia el hecho milenario de que la autonomía universitaria es prenda de garantía para la preservación del patrimonio científico y cultural de una nación. Y esto se ha hecho, se hace y debe seguirse haciendo sin pensar en que hay universidades públicas y hay universidades privadas, como si ambas instituciones cumplieran con otro propósito distinto que es la educación, misma que, sin lugar a dudas es pública.
Este común denominador, la autonomía, de las públicas y las privadas, bien lo expuso con suficiente sabiduría, el padre Alfonso Borrero Cabal, S. J.: “La autonomía hay que merecerla: si bien el concepto de autonomía del saber precedió al proceso de la condensación universitaria, a la universidad le fue necesario cumplir internamente con los dictados de la ciencia, y externamente demostrarlo para hacerse reconocimiento social y jurídico de su propia autonomía institucional.” Como se nota, el padre Borrero Cabal no hace distinción alguna entre públicas y privadas, sencillamente habla de universidad. 
Y lo que hemos hecho en este país, de manera conjunta las universidades, privadas y públicas, es sostener nuestro mayor principio autonómico, mereciéndolo a partir de nuestros ejercicios libres y responsables, izándolo como un enorme símbolo de la independencia del pensamiento, tanto en las investigaciones y la docencia, como en el esclarecimiento siempre de la verdad. Lo dijo bien el mencionado y siempre recordado Padre: “Sé tú lo que eres.” 
Y yo digo que las universidades públicas y privadas, somos lo que somos. Para la muestra el botón conocido como Sistema Universitario de Manizales, Suma: dos universidades públicas; la Nacional de Colombia y la de Caldas, y cuatro privadas: la Católica Luis Amigó, la Católica de Manizales, la Autónoma de Manizales, y la de Manizales, hemos conjuntado, desde hace por lo menos 10 años, voluntades académicas y políticas para contribuir con los desarrollos locales, regionales y nacionales, a partir de la producción de conocimiento en ciencia, tecnología y cultura. Y ofrecemos la cobertura que el país necesita. Nuestra oferta académica favorece a por lo menos 40 mil estudiantes que provienen de diferentes partes del país, quienes aprovechan los saberes y experticias de unos 5 mil profesores de alto nivel académico, distribuidos en poco más de 90 carreras de pregrado y por lo menos 130 posgrados. Todo esto aunado al Centro de Bioinformática y Biología Computacional, que montamos desde hace 12 años junto con la Alcaldía, Colciencias y el MinTic, para aportarle a la consolidación y fortalecimiento de la ciencia, la tecnología y la innovación; sin dejar de mencionar las alianzas que sostenemos, entre otros, con Cenicafé, y la puesta en marcha de un gran ecosistema de emprendimiento, materializado en una organización que denominamos Manizales Más.
Para decirlo con otras palabras, hacemos caso omiso del hecho de que seamos universidades públicas o privadas. Cumplimos como centros de educación superior con el mandato moral y político que emana de la sociedad. En Manizales, somos un gran Campus universitario, escenario en donde materializamos nuestra misión fundamental, vale repetirlo, de la preservación de la ciencia, la tecnología y la cultura; nos movemos en la tríada de la ética, la ciencia y la estética.