Los expertos dicen que la ciudad es el lugar supremo de los encuentros, muchos de ellos casuales. Creo que tienen razón. Pienso con plena convicción que los encuentros son relatos que permiten que los ciudadanos nos juntemos como seres humanos, como colectivos en donde valores como la solidaridad y el reconocimiento se vuelven fundamentales. Entenderlo así, como el gran escenario en donde nos miremos a los ojos y nos abracemos, abre todas las posibilidades para experimentar otras realidades, otras formas de habitar que no logramos ver ni sentir si estamos solos, y que, por el contrario, comenzamos a concebir algo que nace muy dentro de nosotros.
Esto es lo que sucede con la gran iniciativa que, desde el 2010, viene consolidándose en la ciudad y que se ha denominado Estoy con Manizales. Una propuesta que se ha ido construyendo con un profundo sentido de amabilidad, lo que facilita reconocernos como un territorio en donde la conjunción de voluntades de universidades, empresarios, Estado y los mismos ciudadanos de ‘a pie’, crea oportunidades para el aprendizaje y el conocimiento; y, sobre todo, para aprender a ser felices. Esto, me parece, corresponde a una política del encuentro, pero no de una manera superficial y abstracta, hecho que se ha vuelto redundante en las grandes ciudades en donde el tiempo y el espacio no permiten que fluya la vida. John Lennon tenía razón cuando decía que “la vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes.”
Me parece que esta poderosa iniciativa de Estoy con Manizales es justamente la materialización de una política del encuentro, en donde se media lo vivido por cada uno y lo histórico colectivo, entre la vida individual y la fusión colectiva dinámica, una dinámica que contribuye con superar la impotencia que como seres aislados sentimos. Cuando nos encontramos somos capaces de expresar nuestro poder colectivo de hacer cosas juntos, hacer hechos de ciudad, como lo decimos los rectores que integramos el Sistema Universitario de Manizales, Suma.
Estoy con Manizales inspira un deseo de convivencia democrático lo que, en consecuencia, permite que se frague un movimiento social que hace historia en la ciudad. No por otra razón en el 2015, entre 152 iniciativas fue reconocida como una de las 10 que logró un importante premio cívico por una ciudad mejor; y en el mismo año, ocupó el quinto lugar en el premio participación ciudadana y acción comunal del MinInterior.
Los sentimientos, los sueños, los anhelos comunes unen a las personas. Los afectos pasivos se vuelven activos y se facilitan los acuerdos tácitos y no escritos a través de la solidaridad, el respeto y la confianza. Esto fue lo que una vez más se manifestó ayer. Nos reunimos en la Torre Emblemática de la U. de Manizales, un espacio que nos sirve de símbolo como emblema para el encuentro y el diseño de una mejor ciudad: más amable, más limpia, más solidaria, más incluyente. Continuamos conversando, es decir, girando alrededor de los intereses, los sueños, los saberes y experticias de los demás.
Con Estoy con Manizales construimos cultura ciudadana: nos unen nuestras diferencias y propiciamos desde nuestros pequeños espacios el desarrollo humano de nuestro territorio. Hemos ido aprendiendo que cuando estamos juntos, los encuentros se configuran en actuaciones morales tan indispensables para la construcción de ciudad. Y justo ahí es cuando entendemos que si hablamos del derecho a la ciudad es porque comprendemos que se trata de una corresponsabilidad de participar de manera activa en la construcción del territorio, lo que significa una vida más digna.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015