El prurito de controlar y el apego a que las cosas tienen que ser como tú lo quieres, te impiden ser feliz y estar en paz.
Sé consciente de que la felicidad no es un destino, es el camino si lo transitas con amor y consciente de la presencia de Dios.
Esperar un momento especial para ser feliz es una vana ilusión. Puedes ser feliz ya mismo si cultivas la aceptación y el amor.
No dejes que tu felicidad dependa de algo externo, de las circunstancias o de lo que hagan o dejen de hacer los demás.
Nunca llegas a un destino soñado mientras estás esperando ser feliz. La felicidad no es una meta, es un estilo de vida.
Sufres bastante decepción si alimentas muchas expectativas, revisa cuántas de ellas son realistas y aleja las que no lo son.
Eres feliz si cuidas las cinco áreas de tu vida: Espiritual, mental, emocional. corporal y social. Así fluyes y tienes paz interior.
La felicidad llega si sanas tu pasado con el perdón, amas y te amas, valoras lo pequeño y sueltas apegos que sólo generan dolor.
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