Tomas hoy una de las mejores decisiones de tu vida que te regalará serenidad, armonía, júbilo y felicidad:
“Hoy me comprometo a aceptar a los demás, así como son, y no intentaré cambiarlos ni controlarlos”.
Es obvio que, si te amas y te respetas, no aceptarás que nadie abuse de ti, te maltrate o te rebaje.
Es claro que los que amas deben hacer un compromiso similar. Ojo: sin reciprocidad eso que llamas amor es desigual y se marchita.
Sé consciente de que al ego le encanta cambiar a los otros, controlarlos, manipular y someter.
Ego es el yo sin amor y sin Dios, soberbio, negado a la humildad y, por lo mismo, prisionero de lo que no cuenta.
Es imposible amar sin humildad porque el soberbio no escucha, no dialoga, ofende, no perdona ni pide perdón, domina, desprecia y cree que tiene la razón.
Bien decía un sabio budista: “Todos lo males brotan del orgullo que es desamor y muchos bienes llegan con la humildad”.
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