El pasado 8 de junio Anthony Bourdain, mediático chef de EE.UU., se ahorcó en un hotel de lujo en Francia.
Estaba rodando su popular programa de televisión y su novia dijo luego que pasaba por una depresión desde hacía tiempo.
Ella trabajó para conseguir ayuda, para poder mantenerse vivos cada día, pero él estaba hermético en su coraza.
En los últimos años su fortuna de 16 millones de dólares descendió a 1,2. Había perdido más del 90% de su patrimonio.
Se había separado hace años de su esposa de modo muy cordial. Él mismo contó que llevaban "vidas muy separadas". Dejó una niña de 11 años.
Disfruté mucho sus programas y me dolió su partida de una manera tan trágica ya que escogió un suicidio horrible.
Nadie se suicida por una sola razón, un vaso se va llenando y los males se acumulan hasta que no ya se puede más.
Siempre hay serios vacíos afectivos y espirituales. Es casi imposible que lo hagas si vives conectado con Dios.
El suicida quiere quitarse la vida, pero solo se quita su cuerpo.
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