Vísteme despacio que voy de prisa, si me amas recuérdame que demasiado apuro estresa y mata la paz del alma.
Me pierdo en la premura, me ahogo sorbiendo la vida con una velocidad que pide descansos.
Tanto ruido y una vida precipitada generan fatiga e impiden tomar decisiones acertadas y conscientes.
Sin quietud y serenidad la vida es fantasmal y, debido a las prisas, en casa y en todas partes, soy una presencia ausente
Necesito parar y darme cuenta de con cada latido se me va la vida, que cada acto construye o solo crea caos.
El sendero de la armonía solo lo recorro si doy prioridad a mi paz interior, no a correr para tener más con codicia desmedida.
Lo sabio es amar en el ahora, valorar el instante y amar el silencio, la calma y la misma soledad.
El tesoro más valioso no se exhibe en una joyería porque está en mi corazón cuando disfruto de paz interior.
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