Podemos aprender mucho de la vida del famoso compositor francés Georges Bizet, 1838-1875. Fue un niño prodigio.
Nació en una familia de músicos, desde pequeño comenzó a brillar y llegó a ser un pianista excepcional.
Su conocida ópera Carmen fue destrozada por los críticos con juicios como estos: “Su música es erudita, oscura, incolora, indeterminada, no romántica y el libreto es obsceno”.
Bizet quedó descorazonado, entró en depresión y murió pocos meses después del estreno, a los 36 años, de un ataque al corazón.
Hoy en día Carmen es aplaudida en todo el mundo y nadie recuerda a los críticos que tan mal la juzgaron y laceraron el corazón del compositor.
Por eso, cuídate de herir a otros con juicios desalmados y, si te menosprecian, deja que los juicios te resbalen como agua sobre el techo.
Se cuenta que a alguien que sufría con los juicios, un maestro lo llevó al bosque y le iba mostrando los árboles.
Llegaron a un sitio en el que varios jóvenes arrojaban piedras a un árbol cargado de mangos. Mira, le dijo, sólo arrojan piedras al que tiene frutos.
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