Hace días escuché a un niño que recitaba: “Con Dios me acuesto y con Dios me levanto, con la Virgen María y el Espíritu Santo”.
Esta oración tiene unas variantes y en la segunda parte otros dicen: La Virgen María me cubre con su manto.
Es una linda plegaria para antes de dormir y al escucharla me hice estas reflexiones que te comparto:
¿Cuántas personas viven eso, o sea, tienen de verdad presente a Dios al inicio, en el transcurso y al final de cada jornada?
Y tenerlo presente es mucho más que rezar de memoria, es amarlo con todo el ser, es hacer su voluntad, es dejar que reine en tu vida.
¿Cuántos tienen al Padre y a Jesús presentes a lo largo del día? Que yo conozca, muy pero muy pocos.
De los 1.440 minutos del día bastantes no le dedican a Dios ningún minuto y otros solo unos tres o cuatro para rezar mecánicamente.
El filósofo alemán Nietzsche acertó con su famosa frase “Dios ha muerto”. Es decir, muchos que se llaman creyentes lo ignoran como si hubiera muerto.
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