En mayo de 1804 Napoléon se proclamó emperador, en 1812 estaba derrotado por los rusos y en 1815 sufría desterrado en la isla de Santa Elena.
Se dice que en todas las batallas que dirigió murieron más de cinco millones de soldados suyos y enemigos.
Fue un gran estratega militar y, al mismo tiempo, un ser ególatra y despótico, con una ambición desmedida de poder.
A veces lo imagino en su destierro que duró seis años, pensando antes de morir: ¿Cómo podía haber manejado mejor mi destino?
No sé si pensó eso o no, porque hay quienes se van de este planeta sin reconocer sus vacíos y sus falencias.
Dicen que sus últimas palabras fueron estas: “Francia…el ejército… Josefina”. Según otra versión también dijo “Mon Dieu, Mi Dios”.
En caso de que sea verdad sirve para pensar que muchos tienen a Dios presente en su muerte, pero no en su vida.
Dios es un salvavidas ante el mal cuando debía ser una presencia amorosa constante. ¿Así lo es para ti?
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015