Así actúa un buen jefe o líder: Es sensible, es humanitario y hace sentir bien a su gente. Sabe que el jefe verdadero es el cliente.
Invierte tiempo y energía en seleccionar bien a sus colaboradores, detesta la mediocridad y retira a los incompetentes.
Es un buen ‘detective’ que está pendiente de todo lo positivo y lo negativo que afecte el buen desempeño y las actividades.
Tiene valores y principios sólidos, que se reflejan en su comportamiento cotidiano. Escucha con atención, respeto, y paciencia.
Fija reglas del juego muy claras desde el día de la contratación, y no las cambia con frecuencia. Sabe dialogar y delegar.
Facilita la labor de sus subordinados: remueve obstáculos, da consejos, consigue recursos, aporta su experiencia, brinda capacitación.
Cuestiona y aporta otras ideas, valora a las personas que más saben del tema porque son los que manejan a diario el asunto.
Aclara a su gente qué es lo importante, para que lo urgente no les devore su tiempo y energía. Cumple sus promesas.
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