Hace días un ladrón entró a un edificio a robar en Nederweert, ciudad holandesa y quedó atrapado al cerrarse la puerta detrás de él.
Entonces decidió llamar a emergencias para que la policía acudiese a liberarlo, informó el portal de noticias neerlandés Dutchnews.
“Por teléfono intentó contar una bonita historia, pero a las 4.30 de la madrugada entró a robar y estaba ebrio, explicó la policía.
A veces aparecen estas historias en la prensa y muestran que quien hace el mal temprano o tarde cosecha con dolor.
Claro que “los vivos” en su ignorancia no lo creen y están seguros de que sus malas acciones quedarán impunes.
La verdad es que, aunque la justicia humana falle, la divina o del universo jamás lo hace y siempre recoges el fruto de tus actos.
Quien obra mal jamás termina bien y además se lleva para una próxima vida las secuelas de su mala conducta.
Por su parte quien obra bien, bien vive a no ser que confunda la bondad con el candor o crea que ser bueno es simplemente rezar e ir a un templo. Ser bueno es actuar con amor, sabiduría y honestidad.
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