No sucumbas a la desesperación. Elige vivir y apela a todos los recursos para ver una clara luz en medio de las densas tinieblas.
Los náufragos salvados, coinciden en afirmar que su peor enemigo no fue un mar embravecido, sino un ánimo débil.
Tan pronto lograron reforzar la confianza fueron capaces de soportar lo indecible, incluso más allá de lo esperado.
¿Cuál fue su verdadera tabla de salvación? Se aferraron a la vida pensando en sus seres queridos y en sus sueños.
También se apoyaron en la fe y creyeron firmemente que Dios estaba allí a su lado como Amigo siempre fiel.
¿Por qué no renuevas tú también los motivos de vida? Es hora de acortar tus dudas y alargar tu esperanza.
Es hora de creer y perseverar, de levantarse y caminar y los únicos límites existentes son los que tú mismo te fijes.
Piensa lo que decía un exitoso entrenador de béisbol: “en la fe y la determinación está la diferencia entre lo posible y lo imposible”. Tommy Lasorda.
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