Todos los países del hemisferio le dieron la espalda a la intensión maquiavélica, muy mal orquestada por los amigos de Trump, que tenía a Colombia como punta de lanza para lo que sería una entrada por la fuerza a Venezuela, después de que como era previsible, se negaran a recibir ayuda humanitaria, que era en verdad un embutido político, para poder arrinconar al régimen dictatorial de Maduro y sus secuaces.
Solo que no contaban con el ejército de infiltrados y las milicias bolivarianas, la tozudez de un esbirro, ignorante y déspota, preocupado por enriquecer a las élites que lo acompañan, a costa del sufrimiento de millones de venezolanos. Un ejército de milicianos, que en medio del hambre aplauden el régimen, porque les prometen todas las buenas venturas y un futuro mejor. Futuro que no verán llegar, porque el interés menos importante que tiene una dictadura, es el trabajar por el bienestar de su pueblo.
Esa es una realidad a todas luces clara. Lo que no era claro y, que por supuesto no era legal, era tratar de entrar por las malas, aparentando que lo hacían por las buenas, para sacar a patadas al dictadorcillo de esa república vuelta añicos, llena de petróleo, oro, recursos naturales, riquísima, pero devastada en 20 años de una supuesta revolución que no ha sido revolución y, que por supuesto, no ha sido bolivariana, porque Bolívar encarnaba todo lo contrario a lo que hacen los que lo utilizan ahora; el Libertador luchó contra reyes y virreinatos para libertar 5 países. Los venezolanos al final le dieron la espalda y el murió en Colombia.
La ayuda que se les habría podido entregar a los casi 2 millones de venezolanos que deambulan por todas las carreteras y calles de Colombia y América, están ahora bajo el resguardo de un gobierno, que las dejará en custodia hasta que desparezcan, como desaparecen por arte de magia todas las ayudas humanitarias, o se pudran, o se venzan en los fríos espacios de las bodegas donde permanecerán bajo resguardo, hasta que a algún político necesitado de popularidad se le ocurra otra estupidez, y vuelva a armar un espectáculo para crear caos. Así podrán evitar que nos enfrentemos con los problemas reales que tenemos en Colombia.
Pero no solo fue un error estratégico. Fue un plan mal calculado, sin pensar en las consecuencias. Ahora tendremos que asistir a la ayuda legalizada de Putin, desde una Rusia que no tiene interés distinto en América Latina al de hacerse a sus recursos naturales, que si no los tuviera, ya habrían hecho algo por otros países, como Haití por ejemplo. Pero como Haití económicamente no produce ni rabia, entonces no están interesados en meterse a ayudar allá, donde precisan ayuda de verdad.
Eso lo logró nuestro subpresidente Duque, creo, haciéndole mandados a Uribe y siguiendo las órdenes dictadas por el Centro Democrático; políticos para quienes la guerra es un aliciente con adrenalina que despierta solidaridad nacionalista, hace olvidar los problemas internos, mantiene con bajo perfil”a los grotescos delincuentes que aquí están a la espera de ser juzgados o puestos en la mira de la justicia, para que investigue sus enriquecimientos desmedidos, sus obras faraónicas, solo ejecutadas en el papel.
Anatoly Antonov no se quiso reunir con el enviado de Guaidó. Silencio sepulcral. Pero ya lo habían dicho: Venezuela demostró ser especialmente apta para el espectáculo político de Vladimir Putin, porque le permitió mostrarle al público ruso que Rusia había restaurado su influencia a nivel global. Además, el acercamiento de Rusia con Caracas ocurre en el lugar exacto y en el momento exacto el lugar perfecto, debido a su ubicación geográfica, cerca del territorio de los Estados Unidos.
No va a ayudar por solidaridad humana. Putin es un sagaz. Lo hace porque tiene mucho que perder. Millones de dólares y reputación. Y por esas cosas, un político hace lo que sea.
Increíble es que Guaidó, con la ayuda de Duque, den la oportunidad a Maduro de continuar con su régimen; que nos pongan en riesgo de guerra, de consecuencias devastadoras, para medir el pulso de Trump y Putin. Los que saldrán lastimados sin duda serán millones de civiles, ajenos a esa guerra, que quedarán en la mitad. Regímenes de basura y políticos insensibles y crueles.
¡Hasta cuándo!
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