Hemos hablado de la corrupción desde varias ópticas. La hemos cogido desde todos los ángulos, para poder desenmascararla. Es la única manera en la que un pueblo que es indiferente, tal vez, solo tal vez, tome la determinación de acorralarlos, de señalarlos, de mostrar su desacuerdo, su indignación. En fin de cuentas con la corrupción y sus múltiples e impunes formas de acción, se daña el tejido social y se perjudica a toda una sociedad, que sufre sus consecuencias y cree que no puede hacer nada contra ese poder arrasador.
Nada menos cierto. Solo si tenemos el coraje de enfrentar a los corruptos y la corrupción, tendremos la posibilidad de arrinconarla y hacer que no sea la actividad cínica que hace parte del quehacer cotidiano de quienes nos gobiernan. Se les olvida que nos gobiernan porque los elegimos; que son pagados con nuestros impuestos; que por muy importantes que se crean, no pasan de ser empleados de los que habitamos este país sin dolientes.
Pero la corrupción y los corruptos gozan de tal grado de impunidad, que se burlan de nosotros y, con el poder que obtuvieron del pueblo, se abrogan la capacidad para aniquilar a quien se les oponga, sin rendirle cuentas a sus verdaderos patrones, los ciudadanos de Colombia.
El día en que tengamos el valor de actuar, ellos saldrán corriendo, despavoridos, fustigados por el descrédito, la sanción moral de todo un pueblo que se levante para enfrentarlos. Ellos tienen “valor” para acorralar a personas que actúan solas, pero cuando tengan que pasar el escrutinio de un pueblo que tarde o temprano les pasará cuenta de cobro, correrán cobardes.
No puede ser que tengamos políticos de la más baja estofa, como el vicepresidente del Concejo de Santa Rosa de Cabal, que afirmó sin sonrojarse: “Las mujeres son como las leyes, para violarlas”, y que a una alimaña como esa no le pase nada. Su mensaje es doblemente inmoral, una auténtica barrabasada solo dable en alguien con cretinismo personal y político, carente de límites éticos. ¿Entonces según ese imbécil las leyes son para violarlas? ¿Cree que las mujeres también son para violarlas?, semejante afrenta solo puede salir de alguien que tiene mierda en el cráneo y no tiene cerebro.
Tampoco es posible que toleremos la impunidad de que han solido gozar miembros de entidades estatales, de congresistas, ediles, concejales, gobernadores, alcaldes y funcionarios públicos. Los que sean corruptos, que no son pocos, deben rendir cuentas y someterse al escrutinio de la justicia, sin que se dilaten sin justificación sus procesos.
Que nos expliquen cómo una campaña para Congreso en Colombia puede costar hasta 12.000 millones, con un promedio de 3.000 millones, sabiendo que con su salario según el decreto 1056 del 2016 que autorizó un aumento del 7,77 por ciento, quedó en $27.929.064.
En 4 años ganaría $1.340 millones. ¿Dónde esta el negocio? ¿Por qué no les importa invertir más de lo que van a ganar? ¿Será que el salario es el menos importante de los ingresos de nuestros parlamentarios?
¿Cómo, funcionarios de Planeación, permiten la invasión del espacio público para beneficiar un particular, argumentando que pueden hacerlo, cuando saben que el interés colectivo prima sobre el interés privado?
Que nos expliquen cómo los funcionarios de centros hospitalarios de municipios hacen contratos para remisión de pacientes con un particular, violando el derecho de los pacientes, establecido en la ley, que taxativamente habla sobre el derecho a la libre escogencia del médico.
¿Por qué las entidades de control tienen esa lentitud paquidérmica para investigar los desafueros de los empleados públicos? ¿Será el escarmiento solapado, el que tienen como premisa, para el que se atreve a mostrar, lo que siendo evidente, nadie ve, eso que olímpica pero ilegalmente dejan pasar? ¿Por qué son ciegos con los corruptos, e hipermétropes con los que no defraudan el establecimiento? ¿Por qué dejan relegados a segundo plano los principios rectores de transparencia y legalidad a que están obligados?
Ya hablaremos en detalle de irregularidades inaceptables, realizadas al amparo de la permisibilidad de funcionarios públicos. Apenas estamos comenzando a quitarle capas a la gruesa máscara con la que se cubren.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015